Diosa Geek

autor Trybble

Capitulo 3: Kevin


Traducción: [email protected]

{Nota: La palabra geek ha sido desde su aparición difícil de traducir al español, no hay una palabra en especial que pueda dar una idea aproximada del significado de `geek’. Geek representa una idea, un estilo de vida que podría resumirse como: “Persona que entiende todo acerca de las computadoras y demás tecnología” }

Al tiempo que bajaba corriendo las escaleras del departamento de Amy, me di cuenta que había dejado mis libros. Decidí que no dejaba nada que realmente fuera a necesitar y esperaba que Amy me los llevara a clases el martes.

Caminé a mi departamento, al entrar vi a Walt mi compañero de cuarto tumbado en la sala de estar. Le dije “Hola” y caminé hacia las escaleras.

Walt río y dijo “¿Por qué usas la misma ropa de ayer? ¿Pasaste la noche con una nena hermosa, o la pasaste en el laboratorio otra vez?”

Solo negué con la cabeza y caminé escaleras arriba hacia mi cuarto. Pude escuchar a Walt riendo hasta que cerré la puerta de mi recamara. Pensé “Si tan solo supiera. Por supuesto que nunca me creería.”

Mi próxima clase era hasta las dos en punto, decidí bañarme y buscar ropa limpia. Era difícil no pensar en lo que había pasado la noche pasada y la mañana de hoy. El sexo con Amy había sido maravilloso, pero ¿Por qué me sentía tan confundido? ¿Por qué tuve que salir de la habitación y encontrarme con la diosa con la que he estado soñando? Y la forma en la que salí corriendo de allí, ¡Deben pensar que estoy loco!

Walt se había ido cuando regresé a la planta baja en busca de comida. Encontré algunos hot dogs en el refrigerador y metí un par en el microondas. Unos hot dogs junto con una bolsa de Doritos a medio comer me servirían para el resto del día. Entré a mi clase de redes diez minutos antes y tomé una silla cerca del frente del salón. Verdaderamente me gustaba esa clase. Estaba repleta mayormente de estudiantes graduados y el material era realmente avanzado. Sin embargo, la clase también tenía un par de estudiantes no graduados que se las arreglaron para entrar en la clase de algún modo.

Mientras esperábamos al profesor, vi a mi diosa entrar por la puerta. Traté de esconderme, pero ella miró en derredor y me encontró. Caminó hacia el pupitre al lado del mío y se sentó.

Ella dijo “Hola, mi nombre es Kim. Siento que no hayamos sido presentados correctamente esta mañana, pero deduje que se te hacía tarde para una clase. ”

“Hola” dije nerviosamente, “Mi nombre es Kevin.”

“Lo sé. Te recuerdo del semestre pasado en Diseño de Circuitos Digitales. Era sorprendente ver como siempre tenías las respuestas para todas las preguntas del profesor Weiler.”

Dije “Ummmm” o algo igualmente inteligente.

Kim me paso mi mochila. “Como sea, Amy me pidió que te entregara esto. Tus libros están dentro. Los dejaste esta mañana en nuestro departamento.”

“Gracias” balbuceé, y me sonrojé con lo absurdo de la situación.

“De nada” Respondió y luego preguntó, “¿qué piensas de Amy?”

“Creo que Amy es una persona muy especial, umm, no es que no crea que tú también eres especial. Uhhh... ” Tartamudeé demasiado apenado como para contestar algo mejor.

Mi diosa me sonrió. “Yo creo que tú también eres especial.”

Sentí que mis mejillas se empezaban a calentar y escuché a Kim reírse de mi reacción.

Afortunadamente el profesor entró al salón de clases, puso una diapositiva en el proyector y empezó a hablar de un asunto mucho más seguro –redes. Kim miró al frente y empezó a tomar notas.

Intenté hacer lo mismo, pero mi cuerpo todavía estaba sobre cargado. Súbitamente, me di cuenta. Había pasado cinco minutos hablando con la chica más bella del mundo, la mañana posterior después de haber tenido sexo con su compañera de cuarto. ¿Estoy en el paraíso o en el infierno? La diferencia entre ambos se difuminó delante de mis ojos al tiempo que el profesor Weiler ronroneaba en el fondo.

El profesor deambuló por los siguientes 45 minutos antes de finalmente dejar de lanzar diapositivas en el proyector. Entonces anunció que el primer examen sería en dos semanas a partir de hoy. Media clase quedó atónita, la otra mitad apenas gruñó.

Después de terminada la clase, me levanté y recogí mis libros. Mi diosa hizo lo mismo solo que más rápido. Entonces se acercó y me tomó del brazo de modo que no tuve chance de huir.

Kim me arrastró fuera del salón de clases rumbo a corredor, aferraba mi brazo fuertemente mientras caminaba con ella. Silenciosamente, pensé que en la vida habían cosas mucho peores que el ser raptado por una diosa, pero por mi vida que no puede pensar en una sola.

Nuestros pies aplastaban ocasionalmente algunos bultos de nieve mientras cruzábamos el campus. Justo en frente, el gran edificio de la Unión de Estudiantes se erguía en medio de un grupo de almácigos. El fuerte agarre de Kim en mi brazo me salvó cuando resbalé en una placa de hielo mientras subíamos las escaleras hacia dentro del edificio.

Una parte de mi estaba decepcionada de que hubiéramos terminado en un lugar tan público, no obstante la otra parte de mi deseaba hacer algunas de las cosas en las que Amy me había iniciado la noche anterior. Entonces me di cuenta de que no había manera de que un geek como yo tuviera suerte dos días seguidos, ¡Especialmente con dos mujeres hermosas!

Kim me guió escaleras abajo hasta la cafetería en el sótano de la Unión de Estudiantes. Ella encontró un cubículo lejos del ajetreo y el barullo del resto del gentío y me preguntó, “¿Qué deseas beber?”

“Una Coca, por favor” murmuré. Me quejé mentalmente, “¿No debería ser yo quién comprara las bebidas?”

“Quédate aquí y no te muevas. Regreso en un minuto.” Kim se quitó su chaqueta Columbia verde esmeralda, y dijo, “Vigila mi chaqueta, por favor.”

La vi alejarse y hubiera disfrutado la vista que suministraban sus ajustados jeans si no hubiera estado tan asustado pensando en lo que pasaría después. Mis desgastados bríos regresaron con toda su fuerza al momento de ver sus redondas pero delicadas caderas contonearse hacia el otro extremo del lugar. Tenía tanto miedo; No podía decidir que sería más fácil – esperar a que Kim regresara, o alejarme corriendo y esconderme. Congelado en la inacción, me quedé sentado en el cubículo mirando al vació y esperando que mi diosa regresara.

Mi mente vagó por todo el lugar. Nunca había tenido una auténtica cita antes, y aún así, en las últimas 24 horas, había tenido sexo con la mujer más sorprendente que hubiera conocido, ¡Y la diosa de mis sueños me acababa de decir que esperara mientras ella me compraba una Coca! Debo estar tendido en la cama de un hospital en algún lugar, muriendo, y teniendo algún tipo de sueño inducido por drogas. O eso, o ya morí y estoy en el paraíso.

Kim regresó con un par de vasos y popotes, devolviéndome a la realidad. O por lo menos a la realidad bizarra en la que se había convertido mi vida en las últimas 24 horas. Se sentó frente a mi, golpeó su popote en la mesa para desempapelarlo, y lo introdujo en la tapa del vaso con un chirrido. “Cuéntame la historia de tu vida” demandó Kim, tomando un gran trago de Coca.

Hice una pausa, manoseando mi popote e intentando pensar. Estaba demasiado nervioso para hablar coherentemente con la diosa, su sola presencia me dejaba sin palabras. “Cuéntame la tuya primero” grazné, esperando ganar algo de tiempo para poder decir algo que sonara coherente.

Kim sonrió y dijo “Bien, ¿Qué tal si nos turnamos?” Asentí con la cabeza y tomé un sorbo de mi Coca. La combinación de azúcar y cafeína comenzó a estabilizar mi sistema. “Veamos, mi nombre es Kimberly Taylor. Me gradué en Parkville Senior High en Baltimore, Maryland, hace tres años y medio. Tengo este amor por la ciencia y las matemáticas gracias a mi tía quien vino a esta escuela hace bastante tiempo. Espero graduarme en pocos meses con una título en Ingeniería Eléctrica, igual que mi tía. No sé que es lo que quiero hacer después de graduarme, excepto que realmente quiero descansar este verano. Tu turno.”

Tomé un poco más de mi Coca y me obligué a calmarme. Mi corazón se aceleró al tiempo que Kim se estiró y tomó mi mano. Ella miró directo a mis ojos como si pudiera llegar a ver hasta mi alma, mientras, miré profundamente dentro de sus ojos azules. Por unos momentos o una eternidad – no estoy seguro- compartimos una experiencia diferente a cualquier cosa que hubiera sentido antes. De algún modo esto me dio la confianza para hablar.

“Bien, mi nombre es Kevin Sparks. Me salté la mayor parte del bachillerato y vine directamente a la universidad. También amo la ciencia y las matemáticas, y si puedo idear un buen tema de tesis, deberé obtener mi doctorado en ciencias antes del final del verano. Probablemente obtenga un trabaja de investigación después de la graduación, pero todavía no he decidido dónde quiero trabajar. He sido contactado por tantas empresas, que todo me parece un gran nubarrón.” Balbuceé.

“Genial” me dije “Finalmente tuve el coraje para hablarle a mi diosa y todo lo que hice fue divagar y divagar.” Al tiempo que intentaba no arrastrarme debajo de la mesa debido a la vergüenza, le hice un gesto a Kim para que hablará ahora ella.

Ella me miró expectante y dijo “Hmmm… Esta bien… Mido 1.70 y peso... bueno lo puedes calcular, pero no te lo voy a decir. No tengo novio – he estado muy ocupada con mis clases.” Hizo una pausa, “y creo que eres lindo.”

Estaba pasmado – ¡mi diosa pensaba que yo era lindo! Finalmente recolectando más coraje, dije “Yo tampoco tengo novia, o por lo menos no creo tenerla. Sé que Amy tiene novio, pero estoy realmente confundido con lo que pasó la noche pasada. No sé si Amy realmente me quiere o solo estaba diciendo gracias por ayudarla con la tarea. Tal vez solo se apiadó de mi cuando supo que era virgen.”

“Dudo que Amy se haya apiadado de ti.” Dijo Kim, acomodándose en su asiento. “de hecho, creo que más bien le gustas. Sé que ella también piensa que eres lindo. Amy y su novio han estado saliendo desde hace años, pero creo que ella se merece alguien mucho mejor que... Umm...”

Kim volteó a ver, así que seguí la dirección de su mirada. Walt estaba de pie a un lado de nuestra mesa. “Hola Walt” lo saludé, de alguna manera aliviado por esta interrupción en nuestra intensa conversación “¿Qué pasa?” Pregunté, deslizándome hacia la pared de modo que pudiera unírsenos.

“Me tengo que ir” dijo Kim, recogiendo sus libros y su chaqueta. “Guárdame un asiento en la clase del lunes. Hasta luego” Sonrió, primero a mi y luego a Walt.

Le devolví la sonrisa y dije adiós mientras veía las asentaderas de Kim dirigiéndose a la puerta. Así se fue mi diosa. En lugar de saber cómo habían quedado las cosas después de nuestra plática, me encontré aún más confundido que antes.

Walt chasqueó los dedos un par de veces enfrente de mi cara para romper mi trance. Lo miré inexpresivamente. Entonces preguntó, con una crudeza contundente de la que solo Walt es capaz, “¿Así que eso es lo qué estabas haciendo la noche pasada?” sus cejas se levantaron con la pregunta. Podía ser incredulidad o envidia, no estaba seguro. Quizá un poco de ambas.

“Ummm, si… ahhh no… es decir, no estoy seguro” balbuceé. “Realmente estoy confundido. No supe su nombre hasta hoy. Antes tenía miedo de hablarle.”

“A partir de lo que puede ver, estas haciendo un muy buen trabajo” me animó Walt. “¿Tienes hambre? De comida, quiero decir.” Asentí. “compremos unas hamburguesas entonces” sugirió tirando los vasos vacíos en el bote de basura. Me tomó lo poco que me quedaba de fuerzas ponerme en pie, recoger mis cosas y seguir a Walt a la cola de la cafetería.

La tarde del sábado recibí una llamada de Amy. Me dijo que realmente le gustaba, pero que ya tenía novio. Sin embargo tenía una amiga que ella pensaba podría gustarme. Amy también me dijo que su amiga no se estaba viendo con nadie en estos momentos, y que ella pensaba que podíamos formar una bonita pareja. Pensando que la amiga era Kim la compañera de cuarto de Amy, estuve de acuerdo en encontrarme con ellas en Bentley’s a las siete de la noche. No estaba dispuesto a desaprovechar otra oportunidad de ver a mi diosa, incluso si el solo pensamiento de volver a ver a Amy me atemorizaba absolutamente.

Llegué un poco antes, pensando en encontrarme a Kim y Amy afuera. Realmente no quería entrar a Bentley’s dado que temía que me pidieran una identificación. Iba a cumplir los 18 hasta dentro de un mes o más.

Cuando vi a Amy caminando por la calle con otra chica, tuve un pequeño problema. La amiga que ella había mencionado por teléfono no era Kim, sino alguien a quien yo no había visto nunca antes. La chica tenía la complexión de una atleta y cabello negro. Era más alta que Amy, casi tan alta como yo.

Amy me vio y saludo con la mano, un momento después, Amy me presentó a su amiga Joyce. Joyce tenía una gran sonrisa en la cara cuando se inclinó sobre Amy para decirle algo al oído. Ambas chicas rieron mientras yo permanecía de pie con semblante confundido.

Amy tomó uno de mis brazos, mientras Joyce tomó el otro. Juntas me arrastraron dentro de Bentley’s. Amy miró a la anfitriona y la anfitriona señaló hacia el fondo del restaurante. O Amy conocía a la anfitriona muy bien, o había hecho arreglos previos a nuestra llegada. Todavía aferradas a mis brazos, las chicas me llevaron en la dirección señalada por la anfitriona.

Amy me empujó dentro de uno de los lados del cubículo y Joyce se sentó a un lado de mí. Amy se sentó en la silla enfrente de nosotros. “Joyce está estudiando Historia Americana” comenzó Amy, en un intento por romper el hielo.

Miré A Joyce. “Me especializo en las practicas sexuales posteriores a la Segunda Guerra Mundial” agregó Joyce. “Me gusta particularmente la revolución sexual de los 60’s.” Ella sonrió y sentí su mano frotando mi muslo. Debía ser enero en Maryland, pero sentí como si fuera la mitad del verano.

La mesera trajo unos menús y preguntó “¿Alguna bebida antes de su orden?”

“tres Heinekens” ordenó Amy. La mesera anotó en su bloque, y se alejó rumbo a la barra para traer nuestras bebidas.

Después que la mesera se fue, empecé a preocuparme de que me sacaran de Bentley’s y que todo el mundo se riera de mí. Para entonces, Joyce había dejado de frotar la parte externa de mi muslo y empezaba a frotar la parte interna. Oh dios, pensé, casi ahogándome con el bulto que se formó en mi garganta. Con cada fricción, la mano de Joyce se acercaba más y más a mi entre pierna. El pensamiento de lo que pasaría si la mano de Joyce alcanzaba mi pene reemplazó mis preocupaciones de ser botado del restaurante.

Respiré profundamente, determinado a ignorar a Joyce lo más posible. Entonces abrí mi menú e intenté decidir que iba a querer para comes. Antes de que pudiera decidirme, la mesera regresó con tres botellas de cerveza y tres vasos vacíos.

Después que la mesera las puso en la mesa, Amy tomó uno de los vasos y lo llenó con cerveza. Ella empujó el vaso en dirección a Joyce y luego llenó el segundo para mí. Finalmente, Amy se sirvió su cerveza.

Mientras Amy hacía de anfitriona, la mesera nos preguntó si estábamos listos para ordenar. Amy habló y ordenó 3 bistés rib eye, a medio cocer, con papa al horno y ensalada. Amy miró a Joyce para que le confirmara, y ella asintió. Amy me miró, y mis ojos solo se abrieron más. Empecé a decir algo, pero la mesera dijo gracias, recogió los menús, y se alejó para depositar nuestra orden.

Yo siempre ordeno el bistec bien cocido para evitar intoxicaciones alimenticias, pero me olvidé de eso en el instante en que Joyce empezó a masajear mi pene a través del pantalón. La cosas se empezaron a poner apretadas dentro de mi ropa interior. Entré en pánico pensando que alguien podría ver lo que estaba pasando.

Amy mal interpretó el gesto de pánico en mi cara y me preguntó “¿Comes carne, verdad?” ella pensaba que yo estaba preocupado por su elección para comida.

“Por supuesto” balbuceé.

Joyce me miró y dijo con voz sexy y profunda, “Adoro comer carne – entre más grande mejor.” Con una sonrisa pícara en el rostro desabrochó mis pantalones y me bajó el cierre. Sentí entrar la mano de Joyce para agarrar mi virilidad. Mientras mi pene disfrutaba de su liberación, las constantes atenciones por parte de Joyce me distraían.

Amy río y tomó un trago de cerveza. De algún modo se había dado cuenta de lo que Joyce estaba haciendo debajo de la mesa.

La mesera trajo las ensaladas. Amy devoró la suya. Yo comí de la mía sin apetito tratando de aparentar que nada pasaba debajo de la mesa. Joyce dejó su ensalada sin tocar. Comer una ensalada con una sola mano no es fácil, especulé.

Mientras esperábamos el resto de la comida, Joyce y Amy platicaron de amigas en común. Yo permanecí sentado y aterrorizado pensando en lo que pasaría si alguien viera lo que estaba pasando debajo de la mesa. Entonces me acordé de la cerveza que tenía delante, y el nudo en el fondo de mi estómago se hico más grande solo de pensar que podían echarme del local por no tener edad legal para beber.

Cuando la mesera trajo nuestros bistés, Joyce alejó su mano y comenzó a comes su ensalada. Una sensación de alivio llegó a mí e intenté subirme la cremallera. Pero Joyce me miró, negó con la cabeza y dijo “no”. Al tiempo que sus labios redondearon la palabra, me pareció ver un brillo extraño dentro de su boca. Probablemente otra alucinación pensé, descartándola con un trago de cerveza.

Tomé una trozo de mi bistec y me supo mejor que cualquier otro bistec que hubiera probado antes. Amy vio la expresión de mi rostro y comentó “Bentley’s tiene los mejores bistés del pueblo.” Sin Joyce distrayéndome, empecé a disfrutar mi comida y me terminé no solo el bistec y la papa al horno, sino también la ensalada que había dejado empezada.

Al tiempo que comía el último trozo de bistec, noté que estaba empezando a sentirme mareado por la cerveza. También noté que mi vaso estaba medio lleno, mientras que los de Joyce y Amy estaban vacíos.

La mesera regresó cuando Amy y Joyce habían terminado de comer y recogió los platos. La mano de Joyce volvió a desaparecer debajo de la mesa. Cuando la mesera preguntó si queríamos un postre, Joyce dijo “No. Solo café, por favor.”

La mesera regresó momentos después con tres tasa de café y un pote metálico con crema entera. No siendo un bebedor de café, dejé el mío sin tocar. Tal vez alguna de las chicas se lo tomaría. Amy le preguntó a Joyce si deseaba crema en su café y Joyce solo sonrió. Su mano empezó a bombear mi pene realmente rápido, y en unos momentos empecé a chorrear.

Joyce movió su otra mano debajo de la mesa y recogió mi esperma. Entonces se metió los dedos en la boca y los lamió. “Amy, tenías razón –esto sabe muy bien. Esta es la crema perfecta para mi café”

Amy aulló con una risotada que casi la hace caer de su silla. Luego Joyce también empezó a reír. Finamente me uní a ellas. Amy le preguntó a Joyce si deseaba ir a bailar, Joyce respondió con un guiño “¡Si, pero en las sabanas!” Amy comenzó a reír de nuevo. La gente empezó a mirarnos. Precisamente lo que necesitaba, más atención dirigida hacia las travesuras pasando debajo de la mesa.

Cuando la cuenta llegó, Amy la recogió y la pagó, diciendo, “Yo invito.” Afortunadamente, pude subirme la cremallera antes de que saliéramos.

Los tres salimos caminando. Joyce me tomó por el brazo y dijo “Te veo luego, Amy.”

Amy sonrió “No hagan nada que yo no haría.” Joyce se carcajeó. Creo que me puse de un rojo más intenso, aunque mis circuitos de sonrojo ya estaban de hecho sobrecargados.

Joyce y yo caminamos de regreso hasta su departamento. Estaba en el mismo complejo de apartamentos que el de Amy y Kim. Joyce mantenía un agarre férreo sobre mi brazo mientras subíamos los escalones. Abrió la puerta. Me empujó a dentro y dio la vuelta para volver a cerrar la puerta. Estaba oscuro, pero Joyce no se preocupó por encender las luces.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la tenue luz que se filtraba por las cortinas, vi un gesto maligno en el rostro de Joyce mientras me quitaba a jalones el abrigo y lo aventaba a un lado. Luego se quitó su abrigo, lanzándolo encima del mío. Antes de que tuviera oportunidad de reaccionar, Joyce atacó mis labios con los suyos. Estábamos trabados en un fuerte abrazo. Me forzó a caminar de espaldas, lo cual hice hasta que tropecé con el sofá. Caí y Joyce aterrizó sobre mí.

Su lengua apartó mis labios y sentí algo curioso en la punta. Se sentía raro cuando lo frotaba contra mi lengua. Nuestras lenguas continuaron jugueteando mientras las manos de Joyce se movían sobre mi pecho y desabotonaban mi camisa. Ella se volvió loca cuando vio mi pecho velludo. Sus manos se movían arriba y abajo sobre mi pecho y luego las posó sobre mis pezones. Entonces los agarró y los retorció tan fuerte como pudo. Hubiera gritado por el dolor, pero su boca estaba trabada contra la mía de modo que ningún sonido podía salir de cualquier modo.

Joyce se separó de mí y terminó de quitarme la camisa. Luego se jaló la suya sobre la cabeza. No traía sostén, y pude ver dos pequeños conos de carne coronados con dos delicados pezones. Joyce se puso de pie y se desabotonó sus jeans ajustados. Meneó sus caderas de un modo muy sugerente mientras jalaba hacia abajo sus pantalones. Evidentemente tampoco creía en las bragas. Joyce dio un paso fuera de sus pantalones y zapatos, y quedó de pie totalmente desnuda frente a mí.

“Yo estoy lista” Joyce comenzó seductoramente. “Ahora pongámoste listo a ti.” Se arrodilló para desabotonar mis pantalones y luego me bajo la cremallera y jaló mis pantalones junto con mi ropa interior hasta el piso. Antes de que mis pantalones hubieran llegado a mis rodillas Joyce ya se había metido mi pene en la boca.

Sentí algo duro entre mi pito y su lengua. Ella me miró a la cara y abrió su boca. Su lengua estaba atravesada por una barrita metálica cerca de la punta y tenía dos bolitas metálicas en cada extremo. “¿Te gusta?” Preguntó Joyce al percibir mi mirada. Tomando mi silencio como un “si”, engulló mi pene en su boca de nuevo.

Después de unos minutos, sentí el esperma empezar a moverse a través de mi pene. Deseando advertirle de esto, dije “Uhhh... Joyce... creo que... me voy a…” Me pareció ver una sonrisa en sus labios mientras continuaba oscilando arriba y abajo en mi pene. Antes de que pudiera terminar de hablar, empecé a venirme, la lengua de Joyce se enroscaba arriba y abajo capturando hasta la última gota de semen.

Me miró con sus grandes ojos cafés e hizo una gran espectáculo al momento de tragarse mi semen. Luego Joyce abrió la boca bien grande para mostrarme que todo mi esperma había desaparecido. “Hmmmm.... realmente sabes bien” sonrió, lamiendo sus labios como si esto fuera solo el aperitivo y la comida completa apenas estuviera a punto de llegar.

Joyce me agarró por el pene y me llevó a su habitación. Arrastré los pies detrás de ella. Después de todo, es difícil caminar normalmente cuando tus pantalones están alrededor de tus tobillos y alguien te está jalando por el pene.

El cuarto estaba totalmente a oscuras, de modo que Joyce encendió la lámpara de lava a un lado de su cama. La lámpara a penas iluminaba la habitación, pero fue suficiente para que pudiera ver la silueta de su cuerpo increíble. Entonces, con un pequeño empujón, me encontré cayendo en su cama. Cuando aterricé, reboté o me mecí mejor dicho. Joyce tenía una cama de agua.

Ella se inclinó y me quitó los zapatos y el pantalón, luego lanzó mis piernas a la cama y me hizo rodar sobre mi estómago. Joyce brincó a la cama y rebotamos durante unos segundos. Rogué para no marearme. Sentí a Joyce subirse a mis piernas y sentarse sobre mis muslos. Sus manos frotaron mi espalda arriba y abajo, creando un fricción cálida. Se sentía muy bien, me sentí decepcionado cuando terminó.

Sentí un tirón en mi brazo y me hizo rodar sobre mi espalda. Joyce se montó en mi pecho mirando hacia mis pies. Con la luz tan tenue, solo pude descifrar la silueta de un tatuaje de mariposa a penas arriba de la hendidura de su trasero. Joyce empezó a masajearme el pene e inmediatamente estuve erecto de nuevo. Todavía mirando hacia mis pies, Joyce movió su coño sobre mi pene y lo puso en posición. Entonces se sentó, la escuché exclamar, “Esto se siente taaaaan bien.”

Ella rebotó sobre mi pene durante un rato y luego se recostó hacia atrás. Estiré mis brazos y la sujeté mientras ella continuaba subiendo y bajando. “Ooooo... Oh Dios....” La escuché decir mientras se movía más y más rápido. Luego sentí todo su cuerpo tensarse y empezar a temblar. Gritó “¡Siiiiiiii!” colapsándose sobre mí.

Cuando su cuerpo cayó sobre el mío, olí una esencia de cítrico al tiempo que la parte trasera de su cabeza descansaba sobre mi nariz. La abracé y la sostuve mientras ella luchaba por recuperar el aliento.

“Guau” suspiró Joyce. “¡Fue intenso!” La sentí rodar sobre mi cuerpo y luego estiró sus brazos y me dio un gran abrazo. La escuché susurrarme en el oído “Le debo a Amy está gran diversión.”

Ella miró a mi entrepierna y vio que todavía estaba rígido. “Pobre bebe” me arrulló al tiempo que giró y succionó mi pene en su boca. Podía sentir el botón en su lengua mientras lamía mi pene como si fuera un bastón de caramelo. La cama se meció cuando se acomodó de modo que su coño quedó a unos centímetros de mi cara.

Permanecimos así durante varios minutos mientras Joyce continuaba jugando con mi pene. Entonces ella movió sus caderas y posó su coño en mi cara. Saqué mi lengua y con indecisión lamí su abertura. Pude probar su humedad, pero noté que algo faltaba. Me tomó un momento darme cuenta que donde Amy tenía una fina mata de pelo rojo, Joyce no tenía nada.

Al tiempo que le lamía la raja, probé algo metálico. Era difícil de ver en la luz tenue, así que moví uno de mis brazos y froté mi dedo contra sus labios internos. Ella tiene un anillo en el coño, dije para mis adentros.

Cuando toqué el anillo, escuché un chillido de placer, y ella empezó a mover su lengua por toda mi entrepierna. Puso sus labios en mis bolas y succionó una dentro de su boca. ¡Compañero, como me dolió!

Joyce movió su boca de nuevo a mi pene, lamiendo toda su longitud. Cuando ella alcanzó la punta, jugueteo sobre el agujero con el botón de su lengua. Finalmente, envolvió mi pene con su mano y empezó a acariciarlo amablemente.

Continué jugando con su anillo, mientras lamía su abertura arriba y abajo. Deslicé un dedo dentro de ella. Mientras movía mi dedo en su interior, sentí que ella empezaba a frotar un dedo alrededor de mi culo. De repente sentí su dedo deslizarse a mi interior. Entre sus caricias, sus mamadas y el dedo en mi culo, fueron demasiado para mi y exploté de nuevo en su boca, creo que no tan violentamente como la primera vez.

Estuvimos recostados durante un tiempo, ambos jadeando. Joyce rodó para bajarse de mí y se acomodó hasta que estuvimos cara a cara. “Eres todo lo que dijo Amy y más” dijo. “Eres maravilloso, eres magnífico, y eres completamente mío.” Mi sentimiento de alivio sexual fue reemplazado de nuevo por el terror.

Joyce miró el reloj en su cómoda y dijo, “EL salón de tatuajes esta abierto durante las próximas dos horas. ¿qué tal si vamos y te hacemos un tatuaje? ¿Te gustaría?” me preguntó, revolviendo su dedo en los vellos de mi pecho.

“Quizá hasta podríamos ponerte un arete. Podrías usar uno en el ombligo” dijo mientras me picaba con un dedo allí. “Por supuesto que seria más cool si te pusieras uno en el pene.” Ronroneó Joyce.

Sentí una descarga de electricidad saltando a mi espina dorsal y mi ‘panicómetro’ llegó a sobrecargado. “¿Podríamos pensarlo primero?” tartamudeé.

Joyce se rió, “No seas tonto. Necesitamos celebrar la ocasión. Quiero marcarte de modo que nadie intente robarte de mi lado.” Ella saltó de la cama y empezó a recolectar su ropa. Decidí que vestirme sería una buena idea, de modo que recogí mis pantalones y zapatos del piso y me los puse. Mi camisa todavía estaba en la sala de estar, así que caminé hasta allá para recogerla.

Me puse mi camisa, encontré mi abrigo en el piso. Joyce seguía en su recamara, de modo que tomé mi abrigo y me di a la fuga.

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