Note: This story was dynamically reformatted for online reading convenience. Keywords: rape snuff violence April caminaba hacia la jaula hexagonal mientras escuchaba silbidos lascivos a su alrededor. Estaba acostumbrada a dos cosas antes de un combate. Que la vitoreasen o silbasen por su aspecto era una de ellas. La otra, que le preguntasen si de verdad era mayor de edad. Lo cierto es que cuando empezó a luchar no lo era, mintió cuando le preguntaron. En el ring de un tugurio de los bajos fondos, ¿Quién iba a comprobarlo? De aquello hac'a un par de años. En ese momento ya habr'a podido comenzar a luchar incluso profesionalmente. No era su intención. Solo quer'a sacarse algo de dinero para poder pagar la universidad y un pequeño cuchitril en la periferia. Las miradas lujuriosas estaban más que merecidas. April se alejaba mucho del estereotipo implantado por modelos o actrices. No era alta. Le faltaban un par de cent'metros para el metro sesenta. Tampoco era voluptuosa. Usaba una ochenta de pecho, aunque su pequeño tamaño no los hac'a menos apetecibles, pues resultaban firmes y redondeados en la medida de lo posible. El trasero abultaba más sin llegar a desentonar en el resto de su figura. Se trataba de una mujer esbelta, atlética, con la piel bronceada por el sol. Donde realmente destacaba era, sin lugar a dudas, en su angelical rostro. A pesar de combatir en tugurios casi todos los fines de semana, ten'a cara de niña buena. La cabeza era de forma ovalada, con las mejillas un poco regordetas, quizás porque casi siempre estaba sonriendo. Hab'a cierta distancia entre las cejas, arqueadas y finas, y el cuero cabelludo. Sus ojos, con forma de almendra y grandes, eran de color marrón muy oscuro. Los labios resultaban quizás poco carnosos, sobretodo el superior, sin que eso les restase un solo ápice de encanto. Los maquillaba de rosa sin pasarse demasiado con la intensidad del color. Era prácticamente todo el maquillaje que usaba. Los organizadores de este evento le hab'an pedido que fuese arreglada y guapa, pero ella no necesitaba mucho. Llevaba el pelo recogido en dos coletas, una a cada lado del rostro. De ese modo pod'a llevar el pelo largo sin que le molestase la cara. De hecho las coletas le llegaban casi hasta mitad del torso ya que las dejaba caer por delante. Contribu'an un poco más a darle aspecto de adolescente, casi infantil. Vest'a con una camiseta negra sin mangas, muy ceñida, que cubr'a solo hasta un poco por encima del ombligo, dejando al aire casi todo el abdomen. Utilizaba muñequeras también negras y hab'a pintado las uñas del mismo color. En la parte baja llevaba unos shorts que tan solo descend'an unos cent'metros a lo largo de los muslos. Calzaba zapatillas deportivas blancas, pero ya se las estaba quitando a la puerta del ring. Tal vez resultase un atuendo extraño para luchar. Nadie se quejaba. Cuando April hab'a empezado a luchar en el circuito clandestino, sus rivales se re'an al verla. Parec'a la t'pica niñata que hab'a pasado un par de meses en el gimnasio y ya cre'a que pod'a jugar con las mayores. Lo cierto es que hab'a entrenado desde niña. Nunca se hab'a propuesto llegar lejos, pero le encantaban los deportes de contacto. Pronto hab'a destacado entre sus compañeras. Hab'a ganado un par de campeonatos amateur. Pensó que lo dejar'a de lado en cuanto comenzó la universidad. Por desgracia no le hab'an concedido ninguna beca que le permitiese pagar completamente los estudios. Ven'a de familia humilde, sus padres tampoco pod'an darle más dinero. Hab'a buscado varios empleos, a veces incluso dos o tres a la vez, para poder seguir adelante. Entonces, mientras trabajaba de camarera en un bar de moteros, escuchó que organizaban un combate donde el premio equival'a a dos meses de trabajo. Ganó con relativa facilidad a una oponente de casi dos metros. V'deos y rumores corrieron como la pólvora. Pronto la quer'an en cada pequeño evento. Almacenes, Mansiones... Mientras tanto ella se dedicaba a estudiar, pagar facturas, y entrenar. Escuchó los rumores del "gran evento". As' es como lo llamaban en el mundillo. Algunos peces gordos organizaban un combate al que solo asist'an los más adinerados. Por eso solo escog'an a los mejores luchadores. Muchas veces se trataba incluso de algún profesional recientemente retirado o temporalmente suspendido. No se esperaba una invitación para participar. Se hab'a reunido con un tipo que se hac'a llamar Smiley. Pensaba que le ofrecer'an un combate normal, pero fueron mucho más lejos. Le ofrec'an la oportunidad de enfrentarse a Oni. Oni era una leyenda. Se sab'a que hab'a sido campeón absoluto hasta que le expulsaron por causar daños permanentes a sus rivales. Después se hab'a convertido en el rey absoluto de los combates ilegales. No se sab'a de nadie que le hubiese vencido. A veces hac'a cuatro o cinco combates en una misma noche. Eso le ofrec'an a ella, el quinto combate de la noche para Oni. También le ofrec'an pelear contra otra mujer, pero el dinero por el combate contra Oni era un millón. Un millón por una sola pelea que ni siquiera necesitaba ganar. Además, algo en su interior le dec'a que intentase derrotar al demonio oriental. Unas horas antes del combate, cuando los luchadores se estaban preparando, la hab'an llevado a ver su futuro oponente. Ya estaba vestido con los pantalones blancos, deshilachados, de un quimono de karate, y con una máscara de porcelana con la nariz muy prolongada. Él solo entend'a japonés. Ella no hablaba ni siquiera un poco del idioma nipón. El preparador de Oni hab'a ejercito de intérprete. -No quiere luchar contigo - le hab'a dicho - dice que no le interesan las niñas April no se hab'a enfadado, casi se lo esperaba. -Dile que no soy una niña. Yo no voy a refrenarme porque él sea viejo. On' hab'a asentido al escuchar la traducción. Por primera vez la miró. April se hab'a sentido desnuda en aquel momento. Los ojos del luchador se hab'an llenado de lujuria. -Dice que te puedes ir ahora. Si te quedas te tratará como a una adulta. April tan solo hab'a sonre'do y hab'a vuelto al vestuario. Ya estaban frente a frente. Oni estaba sudado. No pod'a verse ninguna otra muestra de cansancio. Un rápido vistazo al car'simo videomarcador mostraba cuatro victorias, ninguna derrota. Un dato demoledor no iba a detener a April. Segu'an dándole un millón por seguir adelante. Además, cre'a estar preparada para ofrecer algo distinto. Si pod'a, iba a intentar ganar. No sub'a a un ring buscando la derrota. El oriental se puso en guardia con el puño izquierdo a la altura del hombro, enseñando el antebrazo. El derecho atrás, justo debajo de las costillas. La pierna zurda ligeramente adelantada, quedando en un punto intermedio entre estar de medio lado y de frente. Era grande para ser oriental, más fibroso que musculoso, sin duda en buena forma. Sonó la campana. Al principio ninguno de los dos se movió. Oni estaba acostumbrado a recibir un ataque de inmediato. Sus oponentes segu'an cometiendo el error de querer acabar rápido con él. April era distinta. Estaba plantada en pie frente a él con los brazos un poco adelantados. Ni siquiera hac'a el amago de moverse. Los segundos pasaban lentamente. Se escuchó algún abucheo entre el público. Los dos parec'an dispuestos a quedarse all' lanzando miradas asesinas. Oni se cansó antes. April vio al rival abalanzarse hacia ella. Primero una patada circular a la cabeza. La joven apenas tuvo tiempo para agacharse. Lo esperaba much'simo más lento. El oriental al fallar dio un tirón con la cadera para seguir girando, y lanzó un revés con la mano contraria. April siguió el movimiento. Agarró con el brazo derecho el antebrazo de Oni y golpeó con la izquierda en la axila. Segundos después lo ten'a agarrado por el brazo. Intentó avanzar hacia delante para hacerlo caer. Oni se impulsó con ambas piernas para rodar hacia delante, escapando de la torsión de brazo. Cayó de espaldas en el suelo. En esa postura lanzó una patada frontal que impactó a April en el hombro. La muchacha soltó, dolorida, y dio un par de pasos hacia atrás mientras sacud'a el brazo para evitar que se durmiese. Oni se levantó de inmediato. Hab'a visto como pensaba luchar su oponente. Eso le dejaba sin más opción que atacar, porque ella no iba a moverse. Se acercó lanzando dos puñetazos rápidos, izquierda derecha. April esquivó el primero moviéndose a un lado. Se agachó y avanzó súbitamente para pasar por debajo del segundo. Saltó rodeando con sus brazos el cuello de Oni. El antebrazo izquierdo presionó contra la tráquea dejando que el derecho cerrase el candado. Ella quedó colgada de la espalda, con sus piernas rodeando la cadera del oriental. -Lo tengo Se dijo. Solo necesitaba mantenerlo as'. O se rend'a o perd'a el conocimiento. De ambas formas ganaba ella. Apenas pod'a creerlo. Oni no perdió la calma. Eran pocas las llaves que no hubiese visto ya. Levantó ambos brazos. No serv'a de nada intentar romper el candado alrededor del cuello, tan solo perder'a aire más rápido. Con todas sus fuerzas llevó el codo derecho atrás. Golpeó en las costillas flotantes a April, rompiendo una de ellas. La muchacha tuvo la disciplina para seguir agarrando, aunque el brutal golpe la echó a un lado. Oni agarró con ambas manos la cabeza de ella, ahora visible por un lado, y tiró para hacer pasar el cuerpo por encima del hombro. En esa ocasión fue April quien quedó de espaldas en el suelo. Duró poco porque tuvo que apartarse de un puñetazo contra la nariz. Se levantó quedando de nuevo de frente a su oponente. April agarró el costado. Jamás le hab'an golpeado con semejante fuerza o precisión. La voz de la razón le habr'a pedido que se rindiese. Ella era joven, algo alocada. Ve'a la victoria posible. Sus dos llaves hab'an funcionado. Oni se soltaba, pero era vulnerable. Esperó un nuevo ataque. Vio al oriental corriendo de frente. Se preparó para una embestida. En lugar de eso Oni entró en la distancia más corta posible. Lanzó un codazo ascendente, como si fuese un gancho contra la barbilla, pero golpeando con el codo. April no esperaba ese tipo de golpes. Le impactó haciéndola inclinar la cabeza atrás. Oni giro sobre s' mismo para dar un codazo lateral esta vez en el esternón. April salió despedida atrás. Chocó con la espalda contra la reja. Rebotó adelante solo para que Oni la agarrase de los hombros y comenzase a dar patadas contra el estómago. Cuando se retiró Oni, April cayó de rodillas al suelo. Se hab'a quedado sin respiración. Apenas ve'a entre lágrimas. Intentó levantarse, pero Oni le dio una patada en la sien tumbándola de lado en el suelo. Cuando la ten'a all' no paró. Le dio unas pocas patadas más en los costados y, con el pie, la obligó a quedar tumbada de espaldas. Estaba un tanto decepcionado. El principio del combate hab'a resultado prometedor. Al final la muchacha hab'a resultado una combatiente de segunda. S', le hab'a puesto en apuros, pero no hab'a sabido qué hacer después. En realidad nadie hab'a podido derrotarle, hombre o mujer. Sin embargo cre'a que con unos años más de práctica habr'a sido una rival aceptable. Por otro lado también le esperaban los beneficios de la victoria. En ese sentido dudaba mucho ir a acabar decepcionado. April estaba aturdida. No se dio cuenta cuando Oni desabrochó los shorts para bajarlos, ni cuando le arrancó las braguitas blancas de un tirón. Las pantallas enfocaron la vagina con unos pocos pelos negros rizados, permitiendo a cada espectador verla. No pod'an esperar a que el espectáculo comenzase. La chica volvió en s' cuando Oni se hab'a quitado los pantalones. Lo primero en lo que pudo fijarse fue el miembro erecto, de considerable tamaño, de quien acababa de apalearla. Tardó unos segundos más en detectar que ya no ten'a nada de ropa por debajo de la cadera. Iba a violarla. -¡No! Gritó mientras intentaba incorporarse. Le dol'a todo demasiado. Pataleó como pudo, pero Oni se situó entre ambas piernas. Ella intentó lanzar un puñetazo que el violador desvió con desdén. En respuesta él lanzó otro par de puñetazos a ambos lados costados. Luego le puso la mano izquierda en el cuello y apretó hasta dejarla sin aire. Asustada, April intentó apartar la mano. Al fallar intentó llegar al rostro del hombretón. Los brazos de él eran más largos y cuando llegaba algún arañazo se estrellaba contra la máscara. Comenzó a entrar en pánico. Sentir la penetración no la ayudo mucho. Apretó el antebrazo solo para calmar el dolor. Desde fuera resultó toda una sorpresa ver algunos hilillos de sangre escurriéndose entre los muslos. Nadie esperaba que fuese virgen. Simplemente era demasiado guapa para eso. Una chica joven, universitaria, independiente, deportista. ¿Cómo imaginar que jamás hab'a tenido pareja? Mientras el oriental comenzaba a meter y sacar su miembro, entre el público se escuchaba todo tipo de comentarios. ¿Era lesbiana?, ¿era de verdad tan joven? No acertaban ni los unos ni los otros. Jamás hab'a encontrado una pareja. Se hab'a esforzado demasiado en todos los frentes como para tener tiempo. Oni, concentrado en la violación, aflojó un poco la presión del cuello. Quer'a dejarla respirar por ahora. También quer'a disfrutar de la sensación de su miembro entrando y saliendo de la vagina ensangrentada de su última rival. April inclinó la cabeza a un lado para no mirar a su agresor. Si hubiese podido desaparecer en aquel momento, lo habr'a hecho. Al girar el rostro pudo observar al público. Hab'a tanto hombres como mujeres. Muchos de ellos, y de ellas, ya met'an las manos bajo los pantalones o las faldas. Todos la miraban extasiados. De pronto se sintió aún más desprotegida. Oni la segu'a agarrando por el cuello, pero lo peor era sentirlo dentro de su cuerpo. Tan solo la sangre le daba algo de lubricación. No sab'a si sent'a más miedo, dolor, o asco. Con las v'as respiratorias un poco más liberadas, pod'a emitir pequeños gruñidos. Volvió a mirar al exterior. ¿Por qué nadie deten'a a ese animal?, ¿por qué nadie la ayudaba? All' solo ve'a pervertidos masturbándose mientras ella sufr'a. Oni se obligó a parar. Requirió de much'sima disciplina. Aunque estaba disfrutando como nadie, ten'a ciertas responsabilidades. A fin de cuentas, era un negocio. La postura elegida estaba dotada de ciertas ventajas. Pod'a mirar a los ojos de April cargados con sufrimiento y odio. Pod'a verla abrir la boca intentando gritar. Pod'a disfrutar de sus fútiles intentos de escapar. También ten'a desventajas. El público solo ve'a parte de cuanto ocurr'a. El gran trabajo de los diversos cámaras alrededor del ring ayudaba. Era insuficiente. April contempló a su violador apartándose. Sentirle salir de la vagina fue desagradable, pero se sintió mejor, solo un poco, cuando ya no lo tuvo dentro. El cerebro le dec'a que intentase aprovechar el momento. Le dol'a todo el cuerpo, apenas pod'a moverse gracias a algunas costillas rotas. Aún as' pod'a intentar algún golpe bajo. Algo. El dolor impidió cualquier plan. Tan solo fue capaz de mover las manos lastimeramente hasta cubrir la maltrecha vagina con ellas. Cerró los ojos entre lágrimas. El descanso iba a durar poco. Oni se arrodilló junto a ella. Puso las manos bajo el hombro derecho y la cadera. Levantó con fuerza para ladearla. April reaccionó saliendo de su estupor. Fue más reflejo e ira que algo bien pensado. Lanzó un revés contra el rostro de Oni. Al tratarse de un golpe ciego no consiguió darle en la cabeza. En su lugar acertó contra el lateral del cuello. Oni la soltó de inmediato. Vio venir el segundo revés. Al final resultó que también sab'a golpear. Una sorpresa demasiado tard'a. Esperó el segundo revés. Primero lo bloqueó por el antebrazo, luego agarró la muñeca retorciéndola, tirando hacia s' mismo. Golpeó con el otro brazo, con la palma abierta, justo al lado del codo. Rompió la articulación arrancando desgarradores gritos de dolor de April que casi se desmayó en el acto. La joven se retorció de dolor. Pataleaba en un vano intento de sentir algún alivio sin ningún éxito. Agarró el brazo maltrecho con la mano izquierda intentando evitar que siguiese sacudiéndose. El oriental la hizo sentarse en el suelo. April estaba demasiado ocupada sosteniendo el brazo para resistirse. Oni agarró la camisa y comenzó a dar tirones hasta desgarrarla. La chica quedó con el torso totalmente desnudo. Sus pechos eran pequeños, no usaba sujetador, por tanto estaba prácticamente desnuda. Pod'an verse dos pezones casi rojizos, de areola pequeña. Lo cierto es que a pesar de ser poco voluptuosa, sus tetas eran bonitas. Intentó cubrirla con ambos brazos, plegándolos contra el torso sin dejar de sostener el que estaba roto. Al final no aguantó más. Rompió a llorar desconsoladamente. -¡Ayuda! - gritó desesperada. -¡¿Por qué no me ayuda nadie?! Miró alrededor. Nadie mostró simpat'a. Algunos rieron, otros se mostraron más excitados aún. Intentó ponerse en pie. Al intentar levantarse todo el torso le dolió dejándola sin fuerzas. Cayó de rodillas al ring. Con el brazo roto apretando contra el pecho, llevó el otro al suelo para intentar gatear hacia la puerta. Oni se situó tras ella una vez más. La agarró por las caderas. Requirió de unos largos instantes de forcejeo antes de conseguir penetrarla de nuevo. Comenzó a montarla como si fuese una perra. April ahora pod'a gritar, y gritaba. Hac'a muecas de dolor en respuesta a cada pequeño movimiento del oriental. Se agitaba de adelante atrás. Costaba mantenerse sin caer con una sola mano. Oni comenzó a sujetar las caderas solo con la izquierda. Utilizó la derecha para agarrar ambas coletas. Tiró con fuerza obligándola a levantar el torso. De este modo quedó semi incorporada, ofreciendo una vista much'simo mejor de sus encantos. Además, la joven ya no llegaba al suelo con el brazo izquierdo. En su lugar intentó utilizarlo para agarrar la mano del oriental, por detrás de su cabeza, y sostenerse con ella en lugar del pelo. El público enloqueció ante la nueva vista. Es verdad que ella trataba de cubrirse un poco con el brazo roto, pero de poco serv'a ya que apenas pod'a moverlo. Ambos pezones eran visibles como lo era el balanceo de los dos pechos. En los empujones más fuertes, cuando Oni casi la levantaba del suelo, pod'a verse la vagina penetrada por el monstruo agresor. Aún goteaba sangre que comenzaba a escurrirse entre los muslos. Ya no buscaba ayuda con la mirada. Preferir'a haber tenido los ojos cerrados, pero por algún motivo los ten'a abiertos mientras segu'a llorando. Entre gemidos y gruñidos aún ped'a que Oni parase. Este se detuvo solo cuando acabo corriéndose en ella. Aprovechó hasta el último empujón para vaciarlo todo dentro. Entonces la soltó. April se dejó caer hacia delante. Lo lamentó cuando golpeó el suelo con el brazo herido por delante. Quedó en el suelo, boca abajo, sin querer moverse al principio. Al final estiró el brazo bueno en dirección a la puerta. Ya ni siquiera intentó gatear de nuevo. Se arrastró menos de dos pasos de distancia. Oni volvió a darle la vuelta dejándola boca arriba. Se sentó sobre el estómago de la muchacha dejando una pierna a cada lado. April se quedó quita observando aterrorizada a aquel hombre. No quiso moverse mientras él le acariciaba cariñosamente las mejillas ni cuando le apartó el pelo de la cara. Ella quiso hablar entre susurros. -Por favor Oni llevó el dedo 'ndice a los labios de la muchacha instándola a guardar silencio. La respiración de ella era cada vez más agitada. -Por favor - repitió. - Por favor Oni levantó la mano derecha y la bajó con fuerza contra la cara. April la bloqueó como pudo con la única mano disponible. Oni la agarró con la izquierda. Cruzó el brazo sano sobre el herido y continuó apretando para inmovilizarlos. Los gritos de dolor de April se interrumpieron con el siguiente golpe. En esta ocasión si que golpeó la sien. Después en una rápida serie golpeó el ojo izquierdo, la nariz consiguiendo rompiéndola, y la mand'bula desencajándola. La joven ya no pod'a cerrar la boca. Los golpes no volvieron a parar, aunque cambiaron de objetivo continuamente. April gritaba al principio. No dejaba de agitar las piernas. Al principio intentaba librarse o incluso dar alguna patada. Al final eran espasmos descontrolados producidos por el dolor. Pronto comenzó a formarse un pequeño charco de orina. Cuando acabó, Oni se levantó satisfecho. April segu'a viva. Ten'a cortes en la cara, moratones. Parec'a un pecado contra la naturaleza haber destruido algo tan hermoso. Los peores daños estaban en el interior claro. Además, el cuello también se hab'a llevado parte del castigo. Era la tráquea rota, colapsada, la culpable de su futura muerta. No pod'a respirar y se estaba asfixiando. Apenas pudo moverse en esos últimos instantes. Tan solo esperó all', aturdida y aterrorizada, hasta el final. Por suerte para ella, tardó poco en llegar.