Note: This story was dynamically reformatted for online reading convenience. >¡Te reto! - Capítulo 09 - Desde el curro Despu(C)s de la fiesta en casa de Juan, Sílvia y yo encontramos una nueva -normalidad -. La vida continuó, los amigos, las quedadas, el cine, los domingos tirados en el sofá -- A nivel profesional todo iba más o menos igual. La única y significativa diferencia era en ese -peque+/-o - complemento a nuestra vida sexual. Sílvia continuó provocando a todo hijo de vecino con sus modelitos y sus falsos despistes. No creo que quedara ningún hombre en el edificio que no hubiese tenido la oportunidad de admirar sus pechos con total libertad a trav(C)s de sus espl(C)ndidos escotes. Tampoco por la calle pasaba desapercibida. Un sábado, cerca ya de navidad, salimos de compras y Sílvia se puso sus tejanos gastados y un su(C)ter blanco de punto de cuello alto que yo no le había visto. Al principio me sorprendió verla tan tapada pero enseguida comprob(C) que no llevaba nada bajo el su(C)ter y que el punto era tan ancho que no costaba ver el perfil de sus aureolas morenas y la protuberancia más oscura de sus pezones. El frescor de la calle, por suerte aún no demasiado exagerado, hizo que sus pezones se pusieran rápidamente duros y erguidos, encontrando su camino entre los agujeros de la tela. El movimiento de sus pechos libres bajo la lana al caminar atrajo las miradas de todos cuantos nos cruzamos que no dudo que se hicieron una imagen muy real de los senos de Sílvia. Al volver a casa, en el ascensor, el vecino del quinto no le sacaba ojo al busto de Sílvia. Tiempo atrás quizá se hubiera cortado un poco pero no era la primera ni la segunda vez que Sílvia se -exhibía - en el ascensor y ella nunca se había mostrado molesta por sus miradas, más bien al contrario, por lo que el hombre no perdía el tiempo en miradas sutiles y se centraba en grabar esa imagen de los pechos de Sílvia para una más que probable paja posterior. Pero Sílvia ya estaba en el siguiente nivel y rompió el tenso silencio del ascensor con un pregunta que nos pilló a los dos por sorpresa. - ¿Le gusta el jersey? - el hombre no sabía qu(C) contestar - Verá, es que a mi novio le pone que salga así a la calle pero en realidad no hace aún frío como para llevar un jersey de cuello alto y me muero de calor. - Y dicho esto se quitó el jersey dejando los pechos al aire justo en el momento en que el ascensor paraba en nuestro rellano. Sílvia accionó el pomo de la puerta del ascensor y salió. Yo la seguí dejando al pobre hombre con la boca abierta y los ojos a punto de saltar de sus cuencas. Reconozco que el episodio con Miguel me había dejado cierto regusto pero en general disfrutaba de la desinhibida y provocativa sexualidad de Sílvia. Nuestras sesiones de sexo eran tórridas e historiadas. A Sílvia le ponía caliente imaginarse a sus pobres voyeurs imaginándose su cuerpo desnudo y matándose a pajas y a mi me ponía caliente que a ella eso le pusiera caliente. Pero como ya he dicho, Sílvia estaba un escalón más arriba -- Un martes estaba yo en el curro medio dormido delante de mi ordenador -- debían ser las 3 de la tarde y aún mucha gente no había vuelto de comer. Normalmente aprovechaba esos momentos para ponerme al día de algunos blogs de tecnología y programación pero ese día no había nada nuevo interesante. Así que cogí el móvil, abrí el WhatsApp y le envi(C) una peque+/-a petición a Sílvia: una selfie sugerente para animarme la tarde. A los dos minutos recibo una foto de Sílvia delante del espejo de lo que supuse que era el lavabo de tías de su curro. En la foto Sílvia estaba inclinada hacia delante mostrándome su canalillo mientras me envíaba un beso (qu(C) original). Un poco decepcionado le respondí que eso no era suficiente, que estaba muy aburrido y que la retaba a algo más -- subido de tono. No tardó nada en enviarme una nueva foto donde se había desabotonado los tres o cuatro botones superiores de su blusa azul y me mostraba sus pechos turgentes comprimidos en unos sostenes rígidos de color azul oscuro, con peque+/-os ribetes de encaje. El trabajo era uno de los pocos sitios donde Sílvia intentaba mantener una imagen de chica bien, pudorosa y recogida. Trabajaba de administrativa en una de esas empresas de marketing con cierto renombre debido a algunas campa+/-as exitosas que habían tenido en el pasado. Las oficinas estaban en el @22, el distrito tecnológico de Barcelona, y eran muy fashion. Me explicaba que había muchos tipos de publicistas, desde los que iban de artistas, bohemios y tirados hasta los ejecutivos agresivos que se creen el ombligo del mundo. Ella no trataba directamente con ninguno pero de vez en cuando alguno se le acercaba a tiburonear por su oficina, siempre sin (C)xito. En fin, la última foto de Sílvia había conseguido despertarme un poco pero tambi(C)n había picado mi curiosidad. -Te vas acercando -- - le contest(C) y enseguida recibí otra foto en la que se bajaba la tela del sost(C)n mostrando el pezón seguida de otra en la que se lo lamía con la punta de la lengua. Ya completamente despierto y con la verga haciendo presión seguí echándole le+/-a al fuego: -No está mal -- ¿qu(C) más sabes hacer? -. El silencio digital se alargó unos minutos. Pens(C) que alguien había entrado en el lavabo o que igual me había pasado y que no estaba dispuesta a llegar más lejos en el curro. -- ¿Cómo que qu(C) más se hacer? Te vas a enterar, guapo. Espera -- Mauro, ¿tienes un segundo? Tengo una proposición que hacerte. Ja, ja, ja,... pues sí, un poco indecente sí que es. Busquemos un lugar un poco más privado. Aquí estaremos bien. Ac(C)rcate y deja de mirarme las tetas. Venga no me hagas reír. ¿Te crees que soy ciega? Si me comes con los ojos cada vez que pasas por la oficina -- No, no, si no me molesta. No te preocupes. De hecho te iba a preguntar si no te gustaría ver un poco más -- No, no es una broma. Lo digo en serio. Y... no hay nada malo en que nos lo pasemos bien un rato, ¿no?. No pongas esa cara. Mira, este es el trato. Mi novio es un pervertido y necesito unas fotos que le bajen de su nube. Unas fotos de mi con otro tío. ¿Que es un poco raro? Quizá, no s(C). Pero mira, por cada foto que me dejes hacer tendrás tu compensación. No te preocupes, nadie te reconocerá. Verás, las fotos que necesito son solo de tu entrepierna. En serio. ¿Crees que te estoy tomando el pelo? ¿Qu(C) tienes a perder? Mira, tócalas. Sin miedo que no muerden. Así, eso es. Están bien, ¿no?. Pues estás a pocos minutos de verlas mucho mejor. Tu decides. Pero rápido. Si no lo ves claro me busco otro. La oficina está llena de tíos. Genial. Estoy segura que nos los vamos a pasar bien los dos. Ven conmigo. Entra, no hay nadie. Ven a (C)ste. Aquí no nos molestarán. Echa el pestillo. Espera, d(C)jame decirle algo. Eso es, ahora verá. Ponte aquí, que te d(C) la luz. Empezaremos por un primer plano de tu entrepierna, ¿de acuerdo? Vaya, parece que estás contento... Perfecto, mejor así. Ahí va la primera, a ver si adivina de qu(C) va esto. No dice ni pío. Vamos a mosquearle un poco más. Te bajo la bragueta, ¿sí? Ya me lo imaginaba. ¡Vaya! ¿siempre vas comando? Está un poco apretada, ¿no? ¿Debe doler un poco? Ahora la libero pero d(C)jame un segundo. Ahí va la segunda. Ven aquí. Eso es. ¡Joder Mauro, no está nada mal! Sospechaba que tenías un buen instrumento. D(C)jame ense+/-árselo a mi novio. Esto le hará saltar de su silla. Veo que te la cuidas. ¿Te afeitas a menudo? ¿En serio? ¿Los huevos tambi(C)n? No te creía tan gigoló. Tranquilo, recuerda que esto es una transacción comercial. ¿Que quieres algo a cambio? De acuerdo. ¿Qu(C) te parece esto? No. D(C)jame. Yo la cojo, tu no te muevas, ¿vale? Quiero notarla en la boca. Le envío otra foto a mi novio. Espero que no salga descuadrada, no puedo ver la pantalla así. ¿Me la haces tú? Genial. No te cortes. Envíale unas cuantas mientras te la como. Mmmm.. ¡está buena! D(C)jame ver las fotos. Perfecto. Hazme una mientras me la meto toda en la boca, le gustará. ¡Eh! ¿No te he dicho que no te muevas? Deja de follarme la boca que las fotos salen movidas. Pues intentalo. Volvamos. ¿Cómo que no aguantarás mucho más? ¿Ya te vas a correr? Pero si no llevamos ni cinco minutos, hombre. Espera, deja que me quite la blusa, no quiero que me la manches. Vale. ¿Te masturbo un poco? ¿Prefieres hacerlo tú? Vas al grano, ¿eh? Apunta a los pechos, por favor. Espera que preparo la cámara. Aaaaah -- eso es. ¡Uau! Dúchame con tu semen. Mmmm. Te dije que apuntaras al pecho. A mi novio estas fotos le harán explotar. Eso es. Córrete en mis tetas. ¿Más? D(C)jame esa gotita a mi. Mmmm. No ha estado mal, ¿no? ¿Valía la pena o qu(C)? Pásame el papel. Necesitar(C) más. ¿Pero cuánto hacía que no te corrías? Me has puesto perdida. Tendrás que comprarme unos sostenes nuevos, estos están para el arrastre. Ayúdame un poco. ¡Eh! Sin pasarte, que te haya comido la polla no te da derecho a magrearme. ¡Joder! Están completamente mojados. No, no me los puedo quitar, todo el mundo verá que voy sin sujetador, este par no se pueden esconder fácilmente. Pues los tendr(C) que llevar toda la tarde. ¿Te pone? Pues me alegro. Pásame la blusa. Ahora saldr(C) yo primero. Esperas un par de minutos que no haya ruidos y sales tú. Si quieres que quedemos alguna otra vez, ni una palabra. ¿Qui(C)n sabe? Si me buscas igual me encuentras. Hasta ahora. Un beso. Fin del capítulo 9