Note: This story was dynamically reformatted for online reading convenience. >¡Te reto! - Capítulo 08 - La resaca Abrí los ojos y me descubrí solo en la cama. La cabeza me latía dolorosamente y no conseguía recordar cómo habíamos llegado a casa. Supuse que en coche. Me costó unos minutos sentarme en la cama pero al levantarme el mundo daba vueltas. Solo el frío contacto del suelo en las plantas los pies consiguió reducir el mareo lo suficiente como para poder llegar al lavabo. Necesitaba urgentemente vaciar la vejiga. Mientras el chorro de orina golpeaba la cerámica del water me fij(C) en que tenía la polla cubierta de una caspa blanca, sin duda los restos resecos del flujo vaginal de Sílvia pero tambi(C)n del semen de Miguel. La cabeza me seguía dando vueltas. Encontr(C) a Sílvia tirada en el sofá. La luz del día me hacía da+/-o en los ojos pero conseguí llegar y sentarme a sus pies. Sílvia miraba la TV sin demasiado inter(C)s. Vestía una camiseta blanca mía que le quedaba varias tallas grande pero desde mi posición podía ver claramente su sexo desnudo. Intent(C) descubrir algún indicio de la noche anterior en forma de rojez en su vulva o quizá alguna mancha reseca en sus muslos pero todo parecía perfectamente limpio. Cuando levant(C) la vista me encontr(C) con los ojos de Sílvia. - ¿Te lo pasaste bien anoche? ¿Te gustó el espectáculo? - No estuvo mal - la cabeza me dolía horrores - un poco grosero -- y rápido. - Oh vaya -- quizá deberíamos repetirlo con más calma y en algún sitio más cómodo -- Me miraba con un poco de sorna. - ¿A ti te gustó? Levantó la vista un momento y tardó en contestar. - Sí, bastante. Tiene -- un buen instrumento. Sentí una punzada en la espalda. Record(C) la mano de Sílvia masturbando la polla de Miguel. - ¿Qu(C) hacíais en el piso de arriba antes de salir al jardín? - Saqu(C) el tema de las pachangas de fútbol que hac(C)is. Quiso ense+/-arme una foto del equipo que Juan tiene en su despacho. Estáis todos muy divertidos en pantalones cortos. - No sabía que te interesaban tanto esas -pachangas -. - En realidad no demasiado. Tenía más inter(C)s en preguntarle sobre si era cierto lo que me habías explicado de su polla. Sabía que no había sido una buena idea explicarle ese tema a Sílvia. - Ah... y -- ¿qu(C) hiciste? - Pues se lo pregunt(C). - ¿Y (C)l que te dijo? - Pues me dijo si quería podía comprobarlo por mi misma. Le dije que sí y se la sacó -- Tragu(C) saliva -- el cabrón de Miguel no había desaprovechado la oportunidad. - ¿Y? - Efectivamente la tiene larga y le crecía por momentos. Entonces quise comprobar lo de los -pollazos - que me habías explicado, se la cogí por la base y la sacudí a izquierda y derecha un par de veces. Realmente la tiene -- como diría -- consistente. Me llamó la atención que, aunque seguía creciendo en longitud y anchura no se le ponía tiesa, más bien parecía una serpiente: firme, densa y flexible. - ¿Y -- ya está? ¿Le masturbaste un poco? - Bueno, me picó la curiosidad y supongo que estaba un poco excitada -- nunca había tenido en las manos una polla tan grande -- - la mir(C) interrogante - en fin, que me acerqu(C) un poco para verla mejor y despu(C)s me acerqu(C) un poco más. Su movimiento era casi hipnótico. No era mi intención inicial pero -- acab(C) meti(C)ndomela en la boca. A esas alturas tenía la boca seca y no pude articular palabra. Sílvia entendió que debía continuar su explicación. - Quizá eran veinte centímetros de polla, ancha como una lata de RedBull. Empec(C) poco a poco, salivando todo lo que pude el tronco para hacer que fuera más fácil, pero enseguida empec(C) a notar su glande golpeando mi campanilla y apenas llevaba la mitad de lo que asomaba de su bragueta. Not(C) un conato de arcada y estuve a punto de dejarlo pero Miguel me aguantaba la cabeza ligeramente, lo suficiente para evitar que sacara su polla de mi boca. No es algo que me guste especialmente pero tener ese trozo de carne en la boca me estaba poniendo muy cachonda y seguí comi(C)ndomela. Poco a poco se fue haciendo más fácil y not(C) como (C)l movía la pelvis, empujando su polla en mi boca, follándome la boca. Entonces, sin previo aviso, empezó a correrse -- - ¿Y... qu(C)... qu(C) hiciste? - Pues me lo tragu(C) -- no tenía muchas alternativas -- estaba tan metida en mi boca que no not(C) el sabor, pero si not(C) el calor de su esperma bajando por mi esófago. Me pareció que se corría abundantemente pero supongo que es difícil de saber solo por las sensaciones de su polla pulsando en mi boca o su semen bajando hacia mi estómago. Aunque despu(C)s en el jardín volvió a correrse e hizo un buen estropicio, ¿verdad? Yo seguía mudo. Mi cerebro repasaba la escena en color y con todo lujo de detalles. Sílvia se incorporó, quizá preocupada por mi cara lívida y mi mirada perdida. - ¡Ostia! ¡O sea que es verdad! - exclamó de repente - Te pone que me folle otro tío. La mir(C) sin acabar de comprender y vi que ella a su vez miraba mi entrepierna. La tienda de campa+/-a en mis calzoncillos no dejaba lugar a dudas. Sílvia estiró la mano y apartó el elástico para liberar la presión. - Bueno, no es tan grande como la de Miguel -- - sonrió - pero está dura como una piedra. Acabó de quitarme los calzoncillos y se arrodilló frente a mi, a los pies del sofá. Entonces con una mano guió mi polla hacia su boca mientras con la otra me cogía las pelotas. El calor y la suavidad de su boca en mi pene fue como un viento fresco que me revitalizó y borró todo rastro de dolor de cabeza. Todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo parecían pasar por el tallo de mi miembro. La cabeza de Sílvia se balanceaba poco a poco engullendo completamente mi polla con cada asalto. Pens(C) que no había podido hacer lo mismo con la de Miguel pero por contra (C)l seguramente tampoco se sintió tan completamente comido como yo. No le costó demasiado ponerme en ebullición. Cuando not(C) mi esperma hirviendo en mis pelotas la avis(C) de que estaba a punto de correrme pero en vez de retirarse alzó los ojos y nuestras miradas se encontraron. Y empec(C) a descargar mi semilla en su boca que ella tragó sin perder contacto visual. Despu(C)s de lo que me pareció un eternidad hice un fundido a negro y me dej(C) caer exhausto en el sofá. Fin del capítulo 8