Note: This story was dynamically reformatted for online reading convenience. >Fórum - Capítulo 4 Durante los siguientes días miraba con recelo a todo el mundo por la calle y temía que Sonia fuera asaltada por algún energúmeno que la reconociera y le dijera cualquier barbaridad. Mientras tanto seguía preocupado los comentarios del foro. Un par de usuarios de los menos agradables retaban a -iluvmilkytits - a que demostrase que las fotos eran suyas. Para ello le proponían -demostraciones -: más fotografías, una foto de Sonia en pelotas con su nick escrito sobre sus pechos, un video de ella follada en las tetas mientras decía cualquier tontería, una fotografía de ella follada por detrás con el nombre del foro tatuado en el culo y corridas y más corridas sobre sus pechos y su barriga. Los días pasaron sin que mi amigo diese muchas pistas sobre sus planes para demostrar la veracidad de sus fotografías. El hilo fue perdiendo intensidad y otras historias pasaron por delante. Llegu(C) a pensar que el tema acabaría muriendo, aunque esas fotos estarían siempre accesibles. Ni siquiera quería plantearme la cantidad de tíos que se habrían masturbado mirando los pechos de Sonia. Pero dos semanas más tarde un descubrimiento accidental me devolvió de nuevo a la realidad. Sonia estaba en la ducha, su móvil empezó a sonar y me pidió que se lo cogiera del bolso. Y fue hurgando en su bolso en busca del móvil que me encontr(C) una tarjeta de visita que me llamó la atención: -Pedro Cuellar. Fotógrafo profesional. Fotografía artística y publicitaria - y un número de móvil. Sonó una alarma en mi cabeza. Quizá fuera una casualidad pero algo me decía que esa tarjeta no había ido a parar al bolso de Sonia por puro azar. Aún así no me atreví a comentar el tema con Sonia por miedo a que todo resultase una coincidencia y tuviese que acabar dando explicaciones. Los días transcurrieron muy poco a poco. Yo iba entrando en el foro pero el hilo de Sonia apenas tenía nuevos comentarios y los que había no aportaban nada nuevo. Durante ese tiempo el sexo continuó siendo vivo y variado. Entonces, un día mientras estaba en el trabajo recibo un whatsapp de Sonia. -¿Me queda bien? - decía y acto seguido recibo una foto. En ella Sonia estaba en lo que parecía un cambiador, apuntando con su móvil al espejo. Llevaba puesto un vestido azul de tubo, completamente ajustado, que dibujaba perfectamente la redondez de su barriga y sus pechos. -Espectacular - le respondí inmediatamente. Al cabo de unos minutos recibo otro whatsapp: -¿Qu(C) tal este? -. Unos segundo despu(C)s llegó la foto. Sonia llevaba puesto algo parecido a un camisón blanco translúcido, a trav(C)s del cual se distinguían perfectamente sus oscuros pezones. El camisón tenía unos sencillos tirantes de cuerda y unos cordones para ajustarlo a la medida del pecho pero Sonia, no se si por descuido, incomodidad o picardía los llevaba a medio apretar, mostrando su exuberante escote por la abertura de la tela. La fotografía dejaba poco a la imaginación y mi respuesta fue un virtualmente sonoro -WOW! -. Minutos despu(C)s me llega una tercera fotografía precedida del mensaje -¿Y así? - donde Sonia llevaba puesta una camisa blanca lisa completamente desabotonada. Con las manos tiraba hacia abajo de los bordes de la camisa de manera que la tela cubría justo los pezones, dejando a la vista su increíble escote. Bajo la barriga se distinguía el triángulo de unas minúsculas braguitas blancas. No hubo más fotografías y aguant(C) el resto del día como pude. Cuando estaba de camino para casa recibo un SMS. -Te espero a la salida del metro, me apetece cenar fuera -. Cuando salí del metro allí estaba Sonia esperándome con el vestido azul de la primera foto. La abrac(C) y bes(C) con pasión, notando su barriga dura y sus pechos grandes y suaves. Me cogió de la mano y nos dirigimos a un bar de tapas al que solemos ir de vez en cuando. No tard(C) en darme cuenta del efecto que causaba Sonia en la gente con la que nos cruzabamos por la calle, sobretodo en los tíos. Era evidente para cualquiera que la mirase que no llevaba sujetador y era imposible no mirarla. El azul radiante del vestido y su abultada barriga no pasaban desapercibidos y a muchos, con mayor o menor pudor, se les iban los ojos a la diferentes partes de la anatomía de mi esposa. Al llegar a el bar mi calentura era importante y tenerla sentada delante mostrándome su hermoso escote no ayudaba lo más mínimo. Ella evidentemente se había dado cuenta de todo, desde las miradas indiscretas en la calle a las mías en la mesa. Me preguntó si me gustaba el vestido y a punto estuve de saltar sobre ella. Evitó mis manos y sonrió satisfecha mientras se recolocaba los pechos dentro del vestido. -Creo que entonces te gustará mi regalo -. Me dijo entonces mientras sacaba el móvil del bolso. La mir(C) extra+/-ado mientras paseaba los dedos por la pantalla. Despu(C)s de jugar un rato con el tel(C)fono me lo pasó y me dijo: -a ver qu(C) te parecen estas -. En la pantalla del móvil había una foto de Sonia con el camisón blanco translúcido. Estaba de pi(C), mirando a la cámara con el cuerpo ligeramente ladeado. Tenía un brazo sobre la cabeza y sonreía a la cámara. La fotografía estaba tomada en lo que parecía un salón. Había objetos de decoración sobre un mueble bajo de madera y la repisa de la ventana, por la que entraba mucha claridad. Esa claridad hacía que el perfil de su barriga y sus piernas se recortase a trav(C)s de la fina tela del camisón. Moví el dedo sobre la pantalla y apareció otra fotografía. En esta continuaba más o menos en la misma postura pero había bajado el brazo para posarlo sobre su barriga. La sonrisa había desaparecido y la pose era mucho más serena. Pero era inevitable que los ojos no se fueran a su pezón izquierdo, claramente visible a trav(C)s de la tela. En la siguiente había cambiado el plano que ahora era un poco más corto y ya no tenía la ventana de fondo sino que parecía que la iluminaba de frente. La mano de Sonia había bajado un poco sobre su barriga y ahora parecía sostenerla lig(C)ramente. Ahora era el pecho derecho el que estaba en primer plano, con el pezón tambi(C)n visible, pero el generoso escote del camisón dejaba ver el interior del pecho izquierdo que caía pesado contra la tela del camisón. Otra foto más y el plano aún era más corto, casi cortando el inferior de sus pechos. Sonia miraba a la cámara con total tranquilidad mientras mi vista se hundía en el primerísimo plano de su escote. Volví a pasar de foto y me qued(C) momentáneamente sin aliento. En esta el plano se había alejado ligeramente y se veía a Sonia apoyada contra la pared junto a la ventana. Tenía los ojos cerrados y sostenía un libro con la mano que apoyaba sobre la repisa de la ventana. Pero el detalle que me causó un escalofrío fue el tirante izquierdo caído y el pezón asomando libre por encima del encaje del camisón. La mir(C) anonadado y vi que ella me devolvía la mirada expectante de mi reacción. Como vió que era incapaz de articular palabra me dijo que continuara pasando fotos. La siguiente era desde más cerca y la huída del pezón estaba en primer plano, una foto más y el pecho estaba prácticamente fuera del camisón. Esta estaba ligeramente quemada pero me dió la impresión que la mano de Sonia jugaba a desatar los cordones del escote. Rápidamente pas(C) a la siguiente y despu(C)s otra y otra más. En cada foto el camisón bajaba un poco más, primero un pecho, despu(C)s los dos pechos y la barriga desnudos e iluminados por la claridad de la ventana. Algunas más jugando con la luz para dejar claro que no llevaba nada puesto debajo del camisón, que ya estaba recogido por debajo de la barriga y por fin un vistazo rápido a su magnífico culo antes de ver como el camisón caía al suelo en una foto en que Sonia estaba de espaldas a la cámara. En las últimas fotos Sonia estaba sentada en un sofá, completamente desnuda, con las manos caídas entre sus piernas ocultando su vulva de la cámara. Ni que decir que los acontecimientos se precipitaron. Pagamos y salimos todo lo rápido que podía Sonia hacia casa. Casi le arranco el vestido en el ascensor y cuando entramos en el piso Sonia me arrastró cogido por la bragueta hasta el dormitorio y allí me tiró sobre la cama, me arrancó los pantalones y las calzoncillos saltó encima de mi engullendo mi dura polla con su boca. Quizá no fueran los mejores preliminares del mundo, pero los dos estábamos muy salidos. Cuando hubo dado buena cuenta de mi polla con la boca se sentó sobre mi, se quitó rápidamente el vestido por encima de la cabeza y tan solo apartando las braguitas la hizo entrar en su co+/-o húmedo y caliente. A las pocas embestidas mi polla entraba completamente iniesta en su mojado co+/-o. Estaba tan excitada que se corrió en apenas 30 segundos de una manera tan escandalosa que pas(C) un poco de vergüenza pensando en los vecinos. Sus gemidos debieron oirse en todo el edificio y a pesar de lo intenso del orgasmo no dejó ni un solo momento de cabalgarme prolongando más y más su agonía del placer. A pesar de las ganas que tenía de taparle la boca para parar ese escándalo no podía evitar estar tremendamente excitado por esa visión de Sonia botando sobre mi, con sus enormes pechos golpeando sonoramente su embarazadísima barriga y su co+/-o exprimiendo mi polla con cada contracción de su vagina. Mientras el orgasmo de Sonia remitía yo notaba como el mío crecía en mis pelotas. La agarraba por las caderas e instintivamente intentaba profundizar en su interior más y más con cada embestida, sin importarme lo ocupado que ya estuviera. Pero entonces para horror mío Sonia dejó de botar sobre mi pelvis y con un movimiento cruel hizo salir mi pene de su interior. Yo empec(C) a protestar pero ella me cerró los labios con un dedo y se acercó lo que la barriga le dejó para susurrarme que se la metiese por el culo. Nunca habíamos hecho sexo anal. Pero a Sonia se la veía tan decidida que no dije ni mu. Me tendió un aceite de masaje que tenía en su mesita de noche y mientras se ponía a cuatro patas sobre la cama yo me embadurn(C) la polla con el lubricante aún sin creerme demasiado lo que iba a pasar. Espatarrada ante mi su vagina aún pulsaba debido al orgasmo. Bajo ella comenzaba la suave curva de su redondo vientre. El hecho de que no hubi(C)ramos hecho sexo anal anteriormente no significa que no conociese la zona perfectamente. La había masturbado y lamido muchas veces e incluso había metido hasta tres dedos en su prieto culo en los momentos de mayor excitación de sus orgasmos. Empec(C) a lubricar tambi(C)n su culo y ante mi sorpresa (C)ste respondió inmediatamente abri(C)ndose y dejando entrar un dedo con su facilidad. Sonia volvió a gemir y me apresuró a que la follara. Empec(C) introduciendo la punta de la polla y poco a poco fuí haciendo presión. Esperaba encontrarme resistencia en seguida pero el agujero de su ano parecía super elástico y poco a poco fue desapareciendo mi miembro en su culo. Cuando llevaba la mitad hice un peque+/-o retroceso y Sonia gimió y contrajo el culo. Sin pensar volví a empujar y así empec(C) a follarla por el culo en peque+/-as penetraciones que profundizaban más y más. La sensación era indescriptible y yo sabía que no podía aguantar mucho más. Cuando Sonia empezó a jadear no pude más y empec(C) a descargar mi esperma en sus intestinos. Oleadas y oleadas de semen me quemaban por dentro antes de escupirlas a su interior. Ella debió notar el calor de mi semilla en su culo y ese fue el desencadenante de sus segundo orgasmo que por poco me cruje el miembro. Había sido la sesión de sexo más pasional de nuestra vida y apenas había durado media hora pero los dos nos quedamos exhaustos tumbados en la cama. Me despert(C) de madrugada excitado para descubrir a Sonia jugueteando con mi pene semi-erecto. Me preguntó si me habían gustado las fotografías y aún no había tenido tiempo de responder cuando volvió a engullir mi pene con su boca. Un escalofrío me impidió articular palabra y durantes los siguientes 5 minutos creí estar en el cielo. Sonia me comía la polla con una intensidad y maestría nacidas de una lujuria poco conocida en ella. Llevado por la situación empec(C) a masturbarla con la mano, al principio suavemente pero poco a poco con más intensidad. Mientras tanto ella se manoseaba el pecho derecho con la mano que le quedaba libre. Cada vez que se pellizcaba el pezón dejaba escapar un peque+/-o gemido y hundía más mi polla en su boca. A medida que ella se acercaba al orgasmo de nuevo empec(C) yo a pellizcar tambi(C)n su clítoris sin compasión. Estaba tan arrebatada que empezó a follarme la polla de tal forma que (C)sta se hundía en su garganta en cada balanceo de su cabeza. Mi caricias mezcladas con los pellizcos le arrancaban gritos de placer que ahogaba con mi pene. Yo notaba reverberar su garganta alrededor de mi glande. La sensación era tan indescriptible que perdí el control y el pudor y empec(C) a escupir semen en su garganta. Sus embestidas y mi esputos estaban sincronizados y es improbable que notase siquiera el sabor de mi esperma en su boca pero seguro que debió notar el bombeo de mi polla en su boca y mi semilla quemando su esófago. Un gemido más profundo y largo acompa+/-ó su orgasmo mientras mi mano no dejaba de masturbarla, la suya apretaba con fuerza su pecho y mi polla llenaba su estómago de semen. Cuando volví a despertarme me pareció haber vivido un sue+/-o. Pero allí estaba yo, desnudo sobre la cama y con la polla pegajosa descansando flácida sobre mi muslo. Sonia no estaba a mi lado pero la oía andar por la casa. Mir(C) el reloj y tard(C) unos segundos en darme cuenta que llegaba tarde al curro. Salt(C) de la cama y empec(C) a vestirme. Sonia apareció e intentó hacerme volver a la cama para que la -follase - otra vez (palabras textuales). Pero pudo más el -deber - de ir a currar y la dej(C) en casa mientras salía volando hacia el metro. No fue hasta casi mediodía que me par(C) a pensar con un poco más de calma en lo que había pasado el día anterior. De pronto mi cerebro enlazó las fotografías con la tarjeta que había encontrado en su bolso. Volví a mirar las tres fotos que Sonia me había enviado por whatsapp. Era difícil saber más sobre donde se podían haber tomado esas fotos. Parecía un cambiador, un cubículo más bien grande con paredes de madera lacada y una cortina alta colgando de una barra metálica. Quizá fuera porque tenía el modo paranoico activado pero un peque+/-o detalle llamó mi atención. Mir(C) las tres fotos de nuevo y despu(C)s mir(C) el techo de la oficina. El segundo era el típico falso techo de placas fácilmente desmontables para poder acceder a las tuberías de calefacción y otros servicios que estaban enrutados por toda la oficina. Pero en las fotos de Sonia el techo era un simple techo de yeso, blanco y homog(C)neo. Todo el rato me había imaginado que Sonia se había tomado esas fotos en una gran superfície, quizá en el Corte Ingl(C)s que tenemos cerca de casa y ese techo no me cuadraba. Estuve dándole vueltas todo el día a ese insignificante detalle. Cuando llegu(C) a casa me sorprendió Sonia vestida casi de fiesta. Por un momento pens(C) que quería que volvi(C)ramos a salir pero enseguida record(C) que esa noche había quedado a cenar con una amiga, así que se fu(C) y me dijo que no la esperase despierto. Eran las 9 y pico y yo estaba en el sofá con una pizza y una cerveza viendo un partido de fútbol en la tele. No es que no me apeteciera una noche de soltero en casa pero mi cabeza seguía dándole vueltas al asunto del techo del probador. Finalmente decidí -descargar - un poco de tensión navegando por mi sitio favorito, quizá revisitando el hilo sobre Sonia. Y así es como volví a ver las fotos de Sonia. Solo que había muchas más.