Note: This story was dynamically reformatted for online reading convenience. >Fórum - Capítulo 3 Los siguientes días fueron de tensión. Pasada la calentura inicial el bajón se apoderó de mi y a punto estuve de olvidarme del asunto, que me parecía una locura. Pero a menudo las cosas pasan sencillamente porque tienen que pasar. Y así cuando el sábado se despertó claro y caluroso y Sonia propuso que fu(C)ramos a hacer el picnic al parque dije -sí - sin pensarlo demasiado. Nos sentamos en el c(C)sped uno al lado del otro, muy cerca de donde habíamos estado la semana anterior. Al principio no paraba de mirar en todas direcciones buscando al chico del foro pero al cabo de un rato conseguí relajarme. Era improbable que apareciera y merecía más la pena disfrutar de una ma+/-ana tranquila en familia. Pasábamos el rato agradablemente, tumbados sobre el pareo que habíamos traído mientras charlabamos sobre cosas intrascendentes. Como en el poema de Benedetti, la ciudad existía tranquilamente lejos y tan solo se oían los gritos de algún ni+/-o jugando a lo lejos y el rumor del viento peinando los árboles. Me gir(C) hacia Sonia. Me estaba explicando un extra+/-o sue+/-o que había tenido esa noche, con los ojos cerrados y un media sonrisa en los labios. El suave viento jugaba con su pelo y unos mechones de cabello se habían refugiado en su escote. Sonia seguía hablando pero yo estaba casi más atento a los efectos de las caprichosas ráfagas de viento. Unos días antes había oído a Sonia comentar con una amiga que durante el embarazo lo normal era que los pechos creciesen una talla, pero que ella a estas alturas los sujetadores tres tallas mayores ya le quedaban justos. Ese día en el parque su pecho desbordaba. Alargue la mano y empec(C) a jugar distraídamente con la abertura de su blusa, paseando las llemas de mis dedos por la suave y cálida piel de su pecho, recorriendo el borde del sujetador. Sonia acogió mis caricias con una sonrisa a la vez que me pedía que por favor no le hiciera cosquillas. No podía soportar esos roces sutiles que le erizaban el vello de la piel y le arrancaban la risa hist(C)rica y yo no quería que me retirase la mano por lo que apoy(C) la palma de la mano en su pecho buscando un contacto más cálido, menos el(C)ctrico. Y lo que me encontr(C) fue la contundencia de su pecho. ¡Hacía tanto tiempo que no notaba esa sensación en mis manos! ¡ Y ahora lo notaba tanto más grande y denso! Me fue imposible no introducir los dedos bajo la tela del sujetador y buscar los límites del pecho y me sorprendió constatar que mi mano no podía abarcar todo el pecho de Sonia cuando apenas seis meses atrás sí podía. Lo segundo que me sorprendió fue notar como el pezón se endurecía contra la palma de mi mano. Separe un poco la mano de la piel y lo pellizque suavemente. Sonia dió un respingo. Mantenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior. Sus pezones estaban extremadamente sensibles y seguramente mi pellizco había sido algo doloroso pero innegablemente tambi(C)n le había resultado excitante. Por curiosidad hice a un lado la tela del sujetador para observar como su oscuro pezón se arrugaba y endurecía aún más debido a la caricia del viento. Creo que en ese momento los dos (C)ramos bastante inconscientes de que el pecho de Sonia estaba completamente expuesto, a la vista de cualquiera que pasase por allí. Estuve jugando con su pecho desnudo un rato, ajeno a lo que pasaba a nuestro alrededor, absorto en su peso, en su densidad, en la textura de la areola y el pezón. En un último arrebato me inclin(C) sobre Sonia y puse el pezón entre mis labios, en una mezcla de beso y mordisco. Not(C) como todo su cuerpo se tensaba e incluso creo que gimió ligeramente. Pero en seguida me apartó la cabeza y se incorporó patosa mientras se guardaba el pecho en el sujetador. Me recriminó mi conducta mientras se abotonaba la blusa, pero su tono era falso y me di cuenta que de alguna manera había resquebrajado el muro de su resistencia. Dos días despu(C)s hicimos el amor como hacía mucho tiempo. Ella acostumbraba a irse pronto a la cama, cansada de estar todo el día en pie y con la espalda destrozada. A mi me resultaba imposible retirarme tan temprano. Normalmente veía la noticias antes de ir al ordenador un rato. Esa noche Sonia apareció en el comedor con su camisón, se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro. No parecía interesada en las noticias porque al poco metió su mano bajo el elástico del pantalón de mi pijama y empezó a juguetear con mi vello púbico. Mi pene no tardó en reaccionar, ayudado tambi(C)n por la impresionante visión de su escote. A partir de ese momento todo fue muy rápido. Ella sentándose sobre mi. Los dos besándonos apasionadamente. Ella deshaciendo los nudos de las tiras del camisón. Yo hundiendo mi cara entre sus pechos, mordisquendo sus pezones mientras ella gemía de placer. Ella guiando mi polla dentro de su húmeda vagina. La barriga que nos separaba no supuso ningún impedimento mientras ella me cabalgaba sorprendentemente ligera. Sus generosos pechos botando ante mi. El chapoteo de mi polla hundi(C)ndose en su vagina. Sus gemidos de placer. Los quejidos del sofá... Nos corrimos los dos al mismo tiempo, ruidosamente, fuertemente abrazados, con mi polla escupiendo semen en lo más profundo de sus entra+/-as y su vagina orde+/-andome hasta última gota entre convulsión y convulsión. Nuestra vida sexual cambió radicalmente. Durante esa semana hicimos el amor a diario. Me sorprendió agradablemente descubrir que lo que nos había separado durante este tiempo, esos pechos henchidos y sensibles se habían convertido en centros neurálgicos del placer de Sonia. Era suficiente que le manoseara el pecho o le mordisqueara el pezón para que empezase a gemir de placer. Fue algunos días despu(C)s cuando entre de nuevo en el foro. Sonia había tenido un día especialmente cansado y se había ido a dormir. Yo estuve viendo una película hasta que me cans(C) de lo horroroso de su argumento y me sent(C) delante del ordenador. Instintivamente mis dedos teclearon la dirección del foro de contactos y entraron mi usuario y contrase+/-a. Inmediatamente me di cuenta de que había algo importante. El primer hilo del foro lo había iniciado -iluvmilkytits -, tenía más de doscientos comentarios y estaba marcado como HOT. Abrí el hilo con una cierta angustia y lo que vi me dejó helado. El texto era breve y directo: -la he vuelto a ver y aquí ten(C)is las pruebas - y lo seguían decenas de fotos de Sonia en el parque. Prácticamente le había hecho un book. En las primeras fotos aparecía ella caminando por el c(C)sped con el vestido que llevaba el sábado anterior, fresco y holgado, con la barriga al aire y mostrando sus blancos muslos. Despu(C)s había fotos de ella sentada, con las manos sobre el barriga y sus pechos descansando grandes sobre la redondez de (C)sta. En una de las fotos, fruto quizá de un movimiento concreto de sus brazos, el escote se marcaba pronunciadamente dejando intuir el verdadero tama+/-o de sus portentos mamarios. Esa foto había causado gran alborozo entre el personal del foro. Era una foto espectacular, incluso artística. Tenía la cabeza gacha y el pelo le caía sobre la cara ocultando sus ojos, que quizá estuvieran observando la tersura de su barriga. Varias personas habían reposteado esa foto con comentarios de lo más variados pero que iban desde la reverencia hacia la belleza de la fotografía a la pornografía más explícita, con referencias a lametazos, mordiscos, corridas e incluso un tío decía que le encantaría mearse en los pechos de mi mujer. Aún en el mismo hilo, pero al día siguiente -iluvmilkytits - había a+/-adido una nueva tanda de fotografías. Ahora los protagonistas (C)ramos Sonia y yo y la escena la que he descrito un poco más arriba: yo desnudando su pecho y jugando con su pezón antes de darle un mordisco traidor. La escena había sido fotografiada con todo lujo de detalles. Era evidente que el chico debía tener un equipo fotográfico profesional. Tanto era así que algunos comentarios apuntaban a que la historia no era real y que -iluvmilkytits - se había limitado a plagiar alguna web de softcore. -iluvmilkytits - se defendió de las acusaciones y prometió pruebas de que Sonia no era ninguna profesional. Mientras tanto yo me había convertido en el tipo más odiado del foro. En algunos casos era un odio consecuencia de la envidia, en otros se me ridiculizaba por lo recatado de mi actuación. Algunos elevaban sus exabruptos sobre mi a niveles que me dejaban claro que no me gustaría en absoluto cruzarme con ellos por la calle. Las páginas y páginas de comentarios y fotografías donde se nos veía las caras a la perfección me dejó muy intranquilo.