Author: Tod Natürlich
Title: Corrupción
Summary: Las ví en la alberca, jugando, y decidí hacer realidad mis fantasías; 
el único problema es que no lo decidí "yo", yo fui sólo un espectador más, una 
víctima más si aquello realmente hubiera ocurrido. Que bueno que todo fue un 
sueño.
Keywords: Mgg, ped, mc, reluc, impreg, magic
Language: Spanish


===== Corrupción =====

*** Un sueño ***


Pocas veces voy a la playa, por lo que me sorprendió encontrarme con el cálido 
sol de la tarde observando el oleaje al tiempo que las risas de niños jugando 
se mezclaban con el calmado rugir de las olas. Giré hacia el sonido de las 
risas, hacia un chapoteadero en el patio del hotel, donde dos niñas reían y 
jugaban; la mayor, quizá de once o doce años, vestía un pequeño bikini azul, 
mientras que la pequeña, de tal vez siete u ocho años tenía un traje de baño a 
rayas de una sola pieza.

Me sorprendió la calma con que podía observar a las niñas en el chapoteadero, 
normalmente habría tratado de disimularlo, pero ahora las devoraba con los ojos 
sin ninguna preocupación o vergüenza. El sostén de la mayor apretaba su cuerpo, 
y era imposible decir si sus pequeños pechos comenzaban ya a crecer o si era el 
relleno del material, que trataba de darle más curvas. Su cintura era pequeña, 
y el calzón azul abrazaba su trasero apretadamente, invitando a apretarlo con 
las manos. Estaba de espaldas a mí, jugando bocabajo con la otra niña en el 
chapoteadero, pero de vez en cuando podía ver su entrepierna, completamente 
cubierta por el calzón de baño, desafortunadamente el material era opaco, y no 
estaba ceñido, por lo que sólo era mi imaginación la que se estremecía al 
pensar en aquella vulva escondida.



La niña más pequeña, sorprendentemente, mostraba más delicias ante mis ojos. Su 
traje de una pieza la abrazaba completamente, y si bien su pecho era claramente 
plano, en su entrepierna se dibujaba con claridad una rayita cada vez que se 
estiraba o movía al compás del juego. Tragué saliva al imaginarme haciendo a un 
lado la tela para dejar al descubierto aquella perfecta conchita.

Una risa me hizo girar la cabeza: recostada al borde de la alberca estaba una 
joven mujer que también observaba a las niñas con adoración maternal. 
Normalmente el pánico me habría estremecido, ante la posibilidad de ser 
descubierto observando la entrepierna de tan jóvenes cuerpos, pero esta vez 
permanecí tranquilo, como si no hubiera nada malo en lo que estaba haciendo, y 
más sorprendentemente aún, en vez de fingir mirar a otro lado, regresé mi vista 
con naturalidad hacia las niñas jugando, y seguí deleitándome de la inocencia 
con que mostraban sus pequeños cuerpos. Por un momento pensé que mi 
comportamiento era extraño, que debía estar soñando, pero pronto olvidé esa 
línea de pensamiento al darme cuenta que me había levantado y acercado a la 
presunta madre de las niñas.

---Que hermosas niñas ---dije con naturalidad---, ¿Cómo se llaman?

---La mayor es Maya, la menor es Ilia. ---respondió la mujer con una sonrisa 
amable; quizá no había notado la forma en que observaba a sus niñas.

---Esos trajes de baño les quedan muy bien; ¿puedo acariciarlas? ---comenté con 
una naturalidad que no reflejaba mi estupefacción, ¿cómo me había atrevido a 
preguntar algo así?

El rostro de la mujer pareció sorprenderse por un momento, para recuperar casi 
inmediatamente la sonrisa, aunque ahora parecía algo forzada, ¿o era sólo mi 
imaginación? 

---Con mucho gusto, les encanta que les hagan caso.

Sin más preámbulo entré al chapoteadero y me acerqué a las niñas.

---Hola, ¿puedo jugar con ustedes un rato?

Las niñas dejaron de salpicarse y rápidamente miraron a su mamá, que nos 
observaba sonriendo plácidamente mientras seguía tomando el sol junto a la 
alberca. Al ver la tranquilidad de su madre las niñas se enfocaron en mí.

---Estábamos jugando a la marea, ¿quieres jugar? ---me ofreció la pequeña Ilia, 
inocentemente sentada en el chapoteadero, su carita sonriente mientras su 
apretado traje de baño dejaba ver la silueta de su vulva.

Maya se mostraba algo más renuente, quizá porque era claro que mis ojos no se 
enfocaban en sus caritas. A esta corta distancia era claro que sus senos 
comenzaban a crecer, y no era sólo el relleno del traje de baño; también era 
claro que el traje azul era recién comprado, tal vez un poco demasiado grande 
para ella, lo que impedía se dibujara su vulva por debajo.

---Sus trajes de baño son muy bonitos, ¿son nuevos? ---pregunté, interrumpiendo 
a Ilia, que había comenzado a explicar el conjunto de reglas del juego, mucho 
más complicado de lo podía esperarse para dos niñas en el chapoteadero.

---El mío era de Maya ---contestó Ilia rápidamente, al tiempo que se estiraba 
para mostrarlo, haciendo que la entrepierna del traje se apretara contra su 
vulva---, mami dijo que todavía me quedaba, y como Maya lloriqueó para que le 
comparara uno nuevo, tuve que quedarme con el viejo.

---¡No lloriqueé! ---reclamó Maya a su hermanita---, mi otro traje ya no me 
quedaba, y además era horrible.

---A mí me gustaba ---interrumpió Ilia---, pero Maya dijo que era una niña 
grande y que tenía que usar un bikini. ---Ante esto Maya se sonrojó y aventó un 
chorro de agua a su hermana---. A mí me gusta más el de una pieza, no sólo son 
más bonitas las rayas, además no se me sale si una ola me revuelca.

Era difícil concentrarme con todo lo que estaba pasando a mi alrededor; entre 
el constante farfullar de Ilia, las dos niñas salpicándose y a mí por 
añadidura, la sorpresa por la falta de reacción de su madre ante mi descarado 
comentario y el atrevimiento con que mis ojos seguían las entrepiernas de las 
niñas, para cuando mi imaginación alcanzó a visualizar a Maya saliendo del mar 
desnuda de la cintura para abajo, mi obvia erección podría haberme pasado 
inadvertido; fue esto último, sin embargo, lo que me hizo reaccionar, o al 
menos intentar hacerlo.

Al percatarme del bulto en mi bañador, completamente visible tanto para las 
niñas como para su madre, instintivamente traté de hundirme en la poca agua del 
chapoteadero para ocultarlo, y descubrí que no lo hacía, es decir, mi cuerpo no 
sólo no intentaba ocultarse, sino que continuaba insolentemente admirando los 
jóvenes cuerpos, e incluso seguía hablando:

---Ambas se ven preciosas con sus trajes de baño, a mi me gustan ambos modelos, 
aunque me gustan más las niñas que los usan. ---dije con una afable sonrisa que 
no reflejaba mi estupefacción, al tiempo que increíblemente acariciaba con una 
mano la mejilla de cada niña.

Ilia me sonrió inocentemente, mientras que Maya pareció algo sorprendida, pero 
no se alejó de mi caricia.

---¿Qué les parece si jugamos a la mamá y el papá? ---dije de pronto, al tiempo 
que mi mano se deslizaba desde el rostro de Maya hacia su cuerpo, acariciando 
sus hombros, bajando por su brazo hasta posarla en su pequeño vientre, expuesto 
entre las dos partes de su traje de baño.

Fue aquí que decidí debía estar soñando, pues no sólo mis palabras habían sido 
lo suficientemente fuertes como para que su mamá las escuchara, sino que Maya 
no había huido de mi toque, sino que estaba ahí, quita, con una expresión entre 
sorpresa y miedo. Ilia, por su parte, había dejado de chapotear y seguía con 
vista curiosa mis acciones. De estar despierto habría entrado en pánico, si no 
por mis acciones y palabras sí por mi falta de control de mi cuerpo, que seguía 
adelante con mis fantasías; pero así como mi cuerpo no me obedecía, al parecer 
tampoco podía entrar en pánico, sólo podía ser protagonista involuntario de la 
situación.

---¿Cómo se juega eso? ---preguntó entonces Ilia.

Sin dudar sonreí hacia la pequeña y continué:

---Cuando el papá y la mamá se encuentran, se abrazan así ---dije, extendiendo 
mi brazo alrededor de Maya, quien se dejó abrazar sin oponer resistencia o 
quejarse, pero tampoco ayudando---, y luego se dan un beso de bienvenida. 
---Terminé, acercando mi rostro al de Maya, quien me miraba con los ojos bien 
abiertos, cerrándolos sólo cuando nuestros labios se tocaron.

Mi experiencia no era suficiente para calificar el beso, pero el simple hecho 
de estar abrazando y besando a una niña de once o doce años suplía cualquier 
defecto que el beso pudiera tener. A diferencia de Maya, que cerró los ojos 
ante el contacto, yo los mantuve bien abiertos, mirando tanto a la hermosa 
criatura que besaba como de reojo a su hermanita, que tampoco nos quitaba los 
ojos de encima. El beso no duró mucho, mucho menos de lo que yo hubiera 
deseado, y tal vez también menos de lo que Maya quería, pues su cuerpo comenzó 
a relajarse en mis brazos a la vez que sus labios, completamente cerrados al 
principio, se abrían ante los míos. Pero antes que pudiera imaginarme el sentir 
mi lengua en sus labios, mi rostro se apartó de ella, aunque mi mano seguía 
sosteniendo su espalda y acercando su pequeño cuerpo al mío.

---¡Yo también quiero jugar! ---exclamó entonces Ilia. Sonreí ante la inocencia 
de la niña, y delicadamente retiré mi mano de la espalda de Maya. Esto la hizo 
reaccionar, abriendo los ojos y apartándose de mi cuerpo.

---Pero mamá dijo que los besos en la boca eran sólo entre papás y mamás. 
---dijo entonces Maya, mirando hacia donde su madre seguía tomando el sol al 
pie de la alberca. La mujer nos miraba atentamente, sin embargo no hizo ningún 
comentario ante el perverso juego que había iniciado con sus niñas.

---Por eso estamos jugando al papá y la mamá. ---justifiqué ante Maya con 
calma---, además no me digas que no te gustó.

Maya tragó saliva y se hundió en el chapoteadero al tiempo que un precioso 
rubor le cubría las mejillas, por un momento pareció que iba a negarlo, pero 
finalmente asintió con la cabeza.

---¡Ahora yo!, ¡Ahora yo! ¡Yo también quiero jugar! ---insistió Ilia al tiempo 
que se lanzaba sobre mí, sus pequeños bracitos rodeando mi cuello y su rostro 
acercándose al mío, los ojos bien abiertos, llenos de entusiasmo y curiosidad.

Mientras en mi mente me convencía cada vez más que esto era un sueño, y que una 
niña normal debía estar corriendo con su madre en vez de lanzarse a los brazos 
de un extraño, mis propios brazos apretaban a Ilia contra mi cuerpo; era tan 
pequeña que hube de poner una mano en su trasero para que su rostro alcanzara 
el mío, y aproveché de sentir la suave textura de sus pompis en mi mano, 
acariciando su trasero y espalda al tiempo que mis labios descendían sobre los 
suyos.

Igual que Maya, Ilia cerró los ojos cuando nuestros labios se encontraron, y al 
igual que me sorprendiera que la niña en el bañador de una pieza se viera más 
sexi que la casi adolescente en el bikini, el beso de Ilia fue mucho más 
apasionado que el de Maya, o al menos así me pareció cuando la niña abrió la 
boca para aceptar mi lengua y me dejó jugar con la suya a la vez que mis manos 
acariciaban su trasero y espalda.

Al separarme de la niña sólo quería chuparme los labios para saborearla un poco 
más, o quizá deslizarla hacia abajo por mi cuerpo para estimular mi polla, 
completamente erecta desde el inicio del sueño. Y tal vez no lo hice porque 
sabiendo que era un sueño, el beso me haría despertar con una almohada llena de 
saliva, y masturbarme con la niña me produciría una emisión nocturna y todos 
los problemas para limpiar eso. Por cualquier razón que haya sido, tras 
terminar el beso deposité a la niña de vuelta en el agua del chapoteadero, 
aprovechando para apretar un par de veces su traserito.

---Eso me hizo sentir cosquillas por todos lados ---dijo Ilia tras respirar 
agitadamente un par de veces--- ¿Podemos hacerlo otra vez? ---

Con todo gusto hubiera tomada a la niña de vuelta en mis brazos para otro beso, 
pero al parecer "yo" tenía otras ideas

---Que bueno que les gustó, las cosquillas quieren decir que lo hicimos bien. 
Pero hay otras partes del juego mucho más divertidas. ---Al tiempo que hablaba 
me senté en la poca agua, sintiendo algo de alivio cuando mi erecto miembro se 
vio envuelto en el frío líquido, y quedando a la altura de las dos niñas---. 
Una vez que el papá y la mamá se besan y sienten las cosquillas, es hora de que 
el papá y la mamá hagan un bebé.

Al tiempo que decía esto, una pareja pasó platicando junto al chapoteadero, e 
intenté sentir pánico al percatarme volteaban a vernos y escuchaban lo que 
decía, pero mi cuerpo no reaccionó, y tampoco lo hicieron la pareja. Por un 
momento me pareció ver que los rostros de la pareja se sorprendían, que sus 
cuerpos se tensaban para lanzarse a acabar con mi transgresión, pero fue sólo 
un instante, tras lo cual siguieron su camino como si no hubieran escuchado y 
presenciado nada.

---¿Saben cómo se hace un bebé? ---terminé de preguntar a las niñas. Maya 
asintió rápidamente, pero bajó el rostro, que todavía estaba algo rosado 
después de admitir que le gustara el beso.

---¡Sale de la panza de mami! ---explicó Ilia con confianza.

---Así es ---admití---, el bebé crece en la panza de la mamá, pero ¿cómo llega 
ahí?

Ilia pensó un instante antes de contestar:

---¡El papá lo pone ahí!

Sonreí al tiempo que me acercaba a la pequeña Ilia.

---Tienes razón ---dije al tiempo que colocaba mi mano sobre el suave estómago 
de la niña, cubierto por su traje de baño---, aquí en tu barriguita tienes un 
espacio especial para que el bebé crezca ---expliqué mientras mi mano 
acariciaba su abdomen y luego bajaba hacia su entrepierna---, y aquí abajo 
tienes un canal para que el papá pueda poner el bebé dentro. ---continué al 
tiempo que mi mano acariciaba su pequeña vulva sobre el apretado traje de baño.

Illia abrió mucho los ojos con sorpresa, tal vez por mis palabras, o tal vez 
por mi atrevido toque, pero no se retiró.

---Estoy seguro que Maya lo puede explicar mejor ---dije al tiempo que para mi 
asombro volteaba a ver a la mamá, todavía tomando el sol, y le preguntaba---: 
¿Maya ya tomó educación sexual en la escuela, verdad?

La mujer pestañeó un par de veces, como si despertara de un ensueño, luego 
sonrió y contestó:

---Sí, Maya, ¿por qué no le dices al señor lo que aprendiste? ---y sin hacer 
más comentario de mi mano todavía acariciando la vulva de su pequeña hija, 
volvió a mirarnos con tranquilidad, como si el juego fuera lo más inocente del 
mundo.

La "niña grande" miró rápidamente a su mamá, luego hacia mí y finalmente donde 
mi mano seguía posado sobre la entrepierna de su hermanita. Pareció que Maya 
iba a reusarse o reclamar algo, pero finalmente comenzó a hablar:

---El papá y la mamá tienen que tener sexo para hacer un bebé ---dijo, bajando 
la cabeza, al mismo tiempo avergonzada por tener que hablar de sexo, y molesta 
por tener que repasar lecciones de escuela en sus vacaciones, me imaginé. 

Mientras su hermana hablaba mi mano seguía posada sobre la entrepierna de Ilia, 
y para mi intensa desesperación no se movía, podía sentir los bordes de su 
vulva alrededor de mi dedo medio, pero por más que deseara acariciarla, mi mano 
permanecía quieta. Ilia por su parte también estaba quieta, prestando toda su 
atención a la explicación de su hermana.

---El papá tiene que meter el... pene en la... vagina de la mamá y eya... 
eyacular ahí para que el bebé comience a crecer en el úter... en la panza de la 
mamá... ---terminó Maya algo insegura.

---¿Qué es eso? ---preguntó entonces Ilia--- ¿Pene? ¿Vagana? ¿Oyecalar?

Maya movió la cabeza en una muestra de exasperación fraternal, claramente no 
era la primera vez que se veía obligada a repetir explicaciones para su 
hermanita, pero antes que pudiera reprimirla por su falta de vocabulario, 
retiré mi mano de la entrepierna de Ilia (para mi desagrado) y me dirigí a Maya:

---Creo que lo mejor es mostrarle a tu hermanita, ¿por qué no te quitas el 
calzón para que podamos enseñarle?

Maya me miró con sorpresa y algo de aprensión.

---¡Pero\dots{} pero todos me verían! ---argumentó al tiempo que volteaba 
alrededor buscando posibles espectadores. Afortunadamente la alberca del hotel 
estaba en un lugar aislado, y además de su mamá no había otras personas por el 
momento (aunque yo estaba bastante seguro que incluso si hubiera estado 
atestado, nadie había reaccionado ante la extraña situación)---, además sólo 
debemos mostrar nuestro conejito en privado con alguien de confianza. 
---terminó, algo más segura de su argumentación, volteando más hacia su madre 
que hacia mí, probablemente en espera de apoyo.

---Estamos jugando al papá y la mamá ---le recordé con calma---, y para hacer 
un bebé es necesario mostrar nuestras partes íntimas; además es bueno que Ilia 
aprenda esto antes de verlo en la escuela, para que no se sienta tan presionada.

---Sí Maya, enséñamelo, además te he visto desnuda muchas veces cuando nos 
bañamos, tu conejito es igual al mío.

---Para que veas, yo iré primero ---añadí, al tiempo que con naturalidad me 
bajaba el bañador, dejando al aire mi pene erecto.

Ilia no perdió tiempo en señalar mi polla y exclamar:

---¡Es como el pipí de Luis, pero está parado!

---Se llama "pene" ---la corregí con suavidad---. Los niños lo tienen, y es lo 
que usa el papá para poner el bebé en la panzita de la mamá ---me dirigí 
entonces hacia Maya, que también estaba mirando con atención mi miembro---. 
Ahora te toca a tí.

Maya asintió con la cabeza y se agachó deslizando el calzón del bañador por sus 
piernecitas hasta el agua del chapoteadero. Cuando se incorporó pude ver que su 
vulva no tenía aún bello púbico, era sólo una ligera hondonada entre dos labios 
ligeramente abultados. Mi pene se estremeció ante la exquisita vista de la niña 
desnuda de la cintura hacia abajo, y una gota de lubricación amenazó con 
escurrir hasta el agua del chapoteadero. En cuanto se incorporó, Maya colocó 
sus manos al frente, bloqueando la vista, pero no hubo necesidad de intervenir, 
pues Ilia lo hizo por mí:

---¡Maya, déjanos ver!, no es justo que te tapes ---insistió la hermanita, que 
sin dejo de vergüenza se lanzó sobre las manos de su hermana tratando de 
retirarlas a la vez que Maya se quejaba y luchaba entre alejar a su hermanita y 
seguir cubriendo su entrepierna.

Finalmente intervine, acercándome a las niñas aparté a Ilia con suavidad y miré 
a Maya:

---Hay que respetar las reglas del juego, y es importante que tu hermana 
entienda cómo se hacen los bebés para que pueda jugar ---dije al tiempo que 
tomaba su brazo y gentilmente lo retiraba de su entrepierna, exponiendo su 
hermosa vulva a mis ojos---. ¿Por qué no te sientas al borde de la alberca y 
abres tus piernas para que pueda explicarle a tu hermana cómo el papá pone el 
bebé en la mamá?

Maya tragó saliva, al parece todavía algo dubitativa, pero asintió y se movió 
para sentarse a la orilla del chapoteadero, aunque no abrió sus piernitas sino 
hasta que yo tomé sus muslos en mis manos y la incentivé a hacerlo. Era curioso 
que en este sueño a todo el mundo le pareciera normal lo que estábamos 
haciendo, excepto a la joven Maya.

Una vez sentada y con las piernitas abiertas, la vulva de Maya se me reveló en 
todo detalle, los labios mayores, carnosos y suaves, se abrían junto con sus 
muslos, dejando ver un poco del rosado interior, y un hermoso botón en la parte 
superior apuntaba al escondite de su clítoris. Pero en vez de lanzarme a 
explorar aquel tesoro como deseaba, me volví hacia Ilia, y permití que se 
acercara y explorara:

---Esta es la vulva de tu hermana ---expliqué a Ilia al tiempo que mi mano 
acariciaba por primera vez los labios íntimos de Maya, obteniendo un ligero 
gemido y respingo de su parte.

---¿Su conejito? ---preguntó Ilia con curiosidad, acercando su cara a donde mi 
mano exponía a su hermana.

---Sí, el nombre correcto es "vulva", pero si quieres puedes seguir diciéndole 
"conejito", es un nombre muy bonito ---dije con una sonrisa. Acto seguido abrí 
mis dedos, jalando con ellos los labios de la vulva de Maya y exponiendo ante 
los ojos de su hermana (y los míos) el rosado interior de la misma---. Aquí 
dentro está la uretra, por donde sale la pipí ---dije mientras tocaba el 
diminuto orificio con mi mano libre---, y más abajo está la entrada a la vagina 
---continué, señalando la separación en los labios menores de Maya---, que es 
el canal por donde el papá introduce el bebé a la mamá.

Maya se había llevado una mano a la boca cuando comencé a acariciar su pequeña 
vulva, y la humedad que mis dedos sentían en sus labios menores no parecía agua 
de alberca; sentí algo de alivio al pensar que al menos en mi sueño la niña 
estaba disfrutando lo que en la realidad sería una violación.

Ilia por su parte observaba intensamente donde mis dedos apuntaban, siendo tan 
pequeña era probable que nunca se hubiera examinado a sí misma, por lo que esta 
era la primera vez que veía genitales con detalle.

---¿El pipí del papá entra ahí? ¿En su conejito? ---preguntó Ilia 
incrédulamente, mirando alternativamente a mi erecto miembro y la pequeña vulva 
de su her\-ma\-na---, ¿Cómo cabe?

El comentario de Ilia parecía salido de una película porno, sobre todo 
considerando que mi miembro (incluso en el sueño) puede calificarse más bien de 
"pequeño"; pero supongo que para la niña era mucho más grande que el agujerito 
de la vagina de su hermana.

---El conejito es muy flexible, y puede agrandarse para que entre ---expliqué 
con paciencia, mientras seguía acariciando la vulva de Maya---. Además 
¿recuerdas las cosquillas que sentiste cuando nos besamos?, esas cosquillitas 
hacen que tu conejito se humedezca, para facilitar la entrada del pene ---al 
decir esto retiré mis dedos de la vulva de Maya y se los enseñé a Ilia, 
mostrándole lo húmedos que estaban con el viscoso líquido---, esta es la 
lubricación de Maya, apuesto a que tú también estás húmeda en tu conejito.

Ilia se ruborizó un poco, pero asintió, llevándose una mano a la entrepierna, y 
retirándola rápidamente; al parecer su mamá le había enseñado que no debía 
tocarse ahí en público.

---Al papá las cosquillas hacen que el pene crezca ---continué, mostrándole a 
Ilia mi verga---, y también que saque líquido para poder entrar a la vagina con 
facilidad ---Ilia miró primero la gota de lubricación que colgaba de la punta 
de mi verga, luego mi mano con la lubricación vaginal de Maya, y finalmente a 
la vulva de su hermana, sentada con las piernas abiertas.

---¿Maya, es cierto? ---preguntó Ilia a su hermana, e inmediatamente se volvió 
hacia mí---: ¿Van tú y Maya a hacer un bebé ahora? ---miré a Maya a los ojos y 
sonreí, el rostro de la casi adolescente seguía sonrojado, qué tanto por 
vergüenza y qué tanto por excitación era difícil decir.

---Sí Ilia, así es como se hacen los... bebés ---dijo al fin a su hermanita---, 
en la escuela nos enseñaron unos vídeos donde se vé que la... vagina puede 
estirarse mucho, incluso para que salga el bebé recién nacido ---hizo una 
pausa, y volteó a mirar a su mamá, que seguía tomando el sol sin 
preocupaciones---... pero no podemos hacer un bebé, eso sólo debe hacerse con 
alguien especial y los bebés son mucho trabajo y...

---Estoy seguro que su mamá podrá ayudarlas a cuidar al bebé ---interrumpí a 
Maya---, ¿no es así? ---Pregunté dirigiéndome a la joven tomando el sol.

---No tenía planes de cuidar más hijos, pero supongo que si Maya o Ilia me dan 
un nieto lo querré tanto como a ellas, especialmente mientras ellas no puedan 
cuidarlo solas.

---No te preocupes, bonita ---dije entonces a Maya, a quien la respuesta de su 
madre parecía haber desesperanzado---, sólo estamos jugando, si de verdad no 
quieres hacer un bebé no hay problema, estoy seguro que tu hermanita estará 
dispuesta.

---¡Sí! ---irrumpió inmediatamente Illia---, ¡yo quiero una nueva hermanita  
para jugar! ---la niña volteó hacia su madre y continuó---, ¿sí puedo tener un 
bebé, verdad mami? Prometo cuidarla y abrazarla y jugar con ella todos los días.

---Bueno Ilia ---La mujer sonrió ante la exuberancia de su hija---, si de 
verdad quieres supongo que puedes tratar, pero apenas eres una niña chiquita, 
es difícil que tengas un bebé. Tu hermana es más probable que pudiera tener uno.

La sonrisa de la niña cayó al escuchar aquello, y por un momento pareció que 
iba a lanzarse a llorar.

---¿No puedo tener uno yo? ---preguntó Ilia tristemente.

---Tal vez ---le expliqué---, pero tu panzita es muy chiquita, y el bebé 
necesita espacio para crecer, estará más cómodo en la panzita de Maya, y podrás 
acompañarla y ver cómo crece su panzita, y cuidar y jugar con el bebé cuando 
nazca ---sugerí mientras con mis manos acariciaba con círculos el vientre de 
Ilia y el descubierto vientre de Maya, que seguía temblando cada vez que mis 
manos la tocaban---. ¿Qué te parece si tratamos de convencer a Maya de que 
tenga un bebé y te deje cuidarlo y jugar con él? ---ésto pareció alegrar a la 
niña.

---¿Podrías hacer un bebé y dejarme cuidarlo Maya? Te prometo que te ayudaré a 
cambiarlo, y a darle de comer, y a contarle cuentos en la noche ---ofreció Ilia 
sinceramente.

---No es sólo eso, Ilia ---contrarrestó Maya---, un bebé es... ---Maya parecía 
tener problemas para decidir cómo expresar su incertidumbre.

---Esto también es parte del juego ---expliqué entonces a Ilia---, a veces la 
mamá no quiere hacer un bebé, y hay que darle más cosquillitas para 
convencerla. ---dije en tono conspirador hacia Ilia.

---¿Vas a besarla otra vez? ---preguntó Ilia, y por su tono parecía que hubiera 
preferido ella misma ser besada.

---Voy a darle un beso muy especial, para tratar de convencerla, y también para 
que su conejito esté bien lubricado para poder meter mi pene.

Y antes de que ninguna de las niñas pudiera objetar, me incliné sobre maya, 
abriendo más aún sus piernecitas y pegué mi boca a su vulva.

No estoy seguro qué sabor esperaba, y por un instante me pregunté si en 
realidad sabría así el coñito de una niña, o si todo estaba en mi imaginación, 
siendo esto sólo un sueño; pero ese pensamiento rápidamente se vio desplazado 
por la mezcla de sabores y sensaciones que invadieron mi boca.

El primer sabor que llegó fue el cloro de la alberca, pero tras pasar mi lengua 
por todo lo largo de la pequeña vulva éste fue reemplazado por una mezcla de 
sabores mucho más agradables. Es verdad que estaba ahí un dejo amargo, 
probablemente de orina, pero no molestaba, sino que intensificaba el sabor a 
almizcle que invadía mis sentidos.

Maya, que hasta entonces había aportado muy pocos sonidos a nuestra 
interacción, dio un gritito cuando mi boca tocó su vulva, y lo repitió varias 
veces: cuando mi lengua recorrió sus labios, cuando toqué el prepucio de su 
clítoris, cuando chupé levemente su clítoris, y cuando mi lengua empujó sus 
labios menores, intentando penetrar su vaginita. El resto del tiempo Maya se 
limitó a gemir y asentir, al parecer todas sus dudas y recelos despejados en el 
momento que mis labios la tocaron.

---¿Estás bien, Maya? ---preguntó tras de mí su hermanita, algo preocupada ante 
los gemidos y movimientos erráticos de su hermana.

---¡Sí! ---fue todo lo que Maya pudo exclamar, antes de que sus manos tomaran 
mi cabeza y me forzaran a seguir lamiendo y chupando su entrepierna.

---Está besando tu conejito ---dijo entonces Ilia, al parecer dudando entre 
estar confundida, asqueada o excitada---. ¿Sientes las cosquillitas? 
---preguntó al fin.

---¡Sí! ---volvió a exclamar Maya, aunque no estoy seguro si fue respuesta a su 
hermanita, o a la atención que en ese momento puse en su clítoris.

---¿Entonces sí vas a hacer un bebé?

Maya no pudo contestar, pues entonces sentí que mi cabeza era apretada por sus 
manos y piernas, a la vez que un pequeño chorrito de líquido bañaba mi lengua 
con un excitante sabor concentrado, y en mi rostro podía sentir los músculos de 
Maya contrayéndose rítmicamente al tiempo que Maya gemía sin discreción.

Alejé mi rostro de la entrepierna de Maya en cuanto sus manos dejaron de 
apretarme, no estoy seguro por qué, por mí hubiera seguido lamiendo y chupando 
su "conejito" por siempre.

---¿Estás bien? ---volvió a preguntar Ilia, de nuevo la preocupación clara en 
su voz.

---Maya tuvo un "orgasmo" ---expliqué a la pequeña niña, mientras el sabor de 
Maya seguía fresco en mis labios---. Es como las cosquillitas que sentiste pero 
mucho más bonito. No te preocupes, estará bien y podremos seguir el juego en un 
momento.

---¿Entonces sí van a hacer un bebé? ---volvió Ilia sobre el tema, 
definitivamente estaba emocionada por tener una nueva hermanita.

---Veremos que dice Maya cuando se recupere un poco ---dije, volteando a ver a 
Maya, que yacía recostada al pie de la alberca, los ojos cerrados y con las 
piernas en el agua; su pecho, todavía cubierto por el traje azul, subía y 
bajaba rápidamente mientras trataba de recuperar el aliento, y su vulva se veía 
rosada y abierta, muy diferente a como la ví por primera vez, hacía unos 
minutos---. Mientras tanto, ¿quieres que te dé un beso especial a tí también?

---¿Un beso en mi conejito? ---dijo Ilia algo sorprendida---, pero mami dijo 
que no debo tocarme ahí, ¿de verdad se siente bien?

---¡Oh sí! ---contestó Maya, aún recostada, y para mi inmensa satisfacción eso 
pareció bastar para convencer a Ilia.

---¿Tengo que quitarme mi traje de baño? ---preguntó Ilia, con sus bracitos 
extendidos a los lados, completamente dispuesta a que la desnudara. Mi verga 
dio otro salto de gusto al imaginarme aquella pequeña niña desnuda frente a mí, 
pero "yo" tenía otras ideas:

---No hace falta, te vez tan bonita en tu traje de baño que prefiero besarte 
con él ---expliqué al tiempo que la tomaba por las axilas y la levantaba, para 
depositarla paradita al pie de la alberca, con una pierna a cada lado del 
cuerpo acostado de su hermana, de modo que su abierta entrepierna quedaba al 
nivel de mi rostro, y viendo hacia abajo podía apreciar la rozagante vulva de 
Maya, todavía disfrutando los efectos de su orgasmo.

Ilia soltó una risita y me dejó manipularla, volteando hacia abajo cuando mis 
manos comenzaron a acariciar su cuerpo cubierto por el traje de baño hasta 
llegar a su entrepierna. Con cuidado introduje mis dedos en el elástico que 
cubría la pequeña concha de Ilia y lo recorrí a un lado, dejando a la vista su 
hermoso sexo.

Si la vulva de Maya había sido modesta, la inexistente vulva de Ilia era la 
inocencia hecha sexo: sin el apretado traje de baño marcando sus bordes, todo 
lo que se presentaba a mi vista era una suave extensión de piel con la más 
pequeña rayita en el centro. Incluso con sus piernitas abiertas, la vulva no 
mostraba su interior.

Mi primer deseo fue abrir su vulva como hice con Maya, y explorar con mis ojos 
aquel tesoro, descubrir su diminuto clítoris y dar un vistazo a la entrada a 
esa diminuta vaginita, sin embargo, de nuevo mis acciones no obedecieron a mis 
deseos.

Sin más preámbulo acerqué me cabeza a la entrepierna de Ilia y abriendo la boca 
consumí de un bocado aquella delicia. Ilia soltó una risa y se estremeció al 
contacto, pero entre la mano con la que mantenía su traje de baño al lado y la 
otra mano, que ahora apretaba rítmicamente su traserito, la mantuve quieta 
mientras mi lengua comenzaba a trabajar.

Recodé cómo me había parecido mucho más sexi Ilia en su pequeño traje de una 
pieza que Maya en su bikini, y cómo Ilia había sido más aventurera en su primer 
beso que la casta Maya durante el mismo; quizá por eso esperaba que Ilia 
también fuera más fogosa ante su primer lamida. Sin embargo desde el principio 
fue claro que Maya superaría a su hermanita durante esta experiencia.

A diferencia de Maya, el sexo de Ilia tenía un dejo a orina mucho más fuerte, 
además de estar mucho menos lubricado y oponer más resistencia a los avances de 
mi lengua. Con Maya bastaba un poco de presión sobre los labios mayores para 
poder introducir mi lengua hacia las delicias debajo, pero los pequeños labios 
de Ilia estaban tan juntitos que debía presionar mucho más fuerte para lograr 
apartarlos con la lengua. El sabor de Ilia era también mucho menos notorio, era 
un sabor más suave que el de Maya, como si su origen estuviera más lejos, y 
tenía que trabajar más para llegar a él. En resumen, si bien con Maya había 
sido todo un deleite comérmela, con Ilia era delicioso, pero mucho más tardado 
y cansado.

También el efecto de mi lengua en Ilia era diferente; su hermana había 
comenzado a gemir estremecerse desde que mi lengua la tocara, mientras que a 
Ilia parecía que le estaba haciendo cosquillas en vez de placer. La niña no 
paraba de reírse ante los movimientos de mi lengua, mientras su cuerpecito se 
retorcía, y sólo gracias a que mi mano estaba en su trasero pude mantener el 
contacto con su vulva.

---Se siente raro, me haces cosquillas ---se quejaba mientras trataba de 
escapar de mi lengua.

De no haber sido un sueño, pronto hubiera decidido que la actividad, aunque 
excitante, era inútil, pues era claro que una niña de siete u ocho años no 
podía tener un orgasmo; y más aún, lo que yo realmente deseaba para este 
momento era correrme. Había tenido un par de sueños eróticos en el pasado, y no 
recordaba ninguno en el que llegar al orgasmo tardara tanto; claro que este era 
el primer sueño erótico donde me daba cuenta que estaba soñando.

Todas mis caviliaciones eran en vano, ya que no importaba si lo que yo quería 
era dejar a la niña en paz y masturbarme sobre ella, pues mi cuerpo continuaba 
sosteniéndola de las nalgas mientras mi lengua trabajaba incesantemente dentro 
de su vulva. Y al parecer mis esfuerzos estaban dando frutos, no sólo los 
movimientos para tratar de escapar iban en descenso, sino que las risas de Ilia 
comenzaron a convertirse poco a poco en gemidos. También el sabor de su vulva 
comenzó a incrementarse, y pronto ya no era sólo mi saliva lo que la humedecía 
ahí abajo.

La sorpresa de que mi sueño fuera tan amable como para permitir a una niña de 
siete años alcanzar el orgasmo se interrumpió cuando las manitas de Ilia 
presionaron contra mi cabeza, por vez primera intentando apartarme de su 
entrepierna.

---¡No! ---dijo entre ahora claramente gemidos---, ¡siento que me voy a hacer 
pipí!

---Es normal ---dije rápidamente, volteando a ver su carita de preocupación y 
excitación---, es el orgasmo que van a llegar. Relájate y disfrútalo. ---añadí 
al tiempo que regresaba a chupar su diminuto clítoris.

---Tiene razón ---dijo entonces Maya desde abajo, y pude sentir que una de sus 
manos se posaba en la espalda de su hermanita---, se siente increíble.

El respaldo de su hermana era lo que Ilia necesitaba para gemir y volver a 
relajarse, dejando que mi lengua acariciara su vulva y chupara su vagina a la 
vez que mi mano apretaba su trasero. Por mi parte, nunca he tenido curiosidad 
por probar la orina, pero supuse que el sentir a una niña tan pequeña 
corriéndose en mi boca compensaría si me orinaba.

Antes que pudiera completar esa línea de pensamiento, el cuerpecito de Ilia se 
puso rígido en mis manos y comenzó a temblar a la vez que la niña lanzaba una 
serie de grititos al aire, y efectivamente un pequeño chorrito de orina alcanzó 
mi boca, sin llegar a ser desagradable.

El orgasmo de Ilia fue muy corto en comparación del de su hermana, y al 
terminar la niña se dejó caer sin fuerza, sólo mi mano sosteniendo su trasero 
evitó que se desplomara sobre su hermana.

---¿Rico, verdad? ---preguntó Maya mientras yo recostaba a su hermana al pie de 
la alberca. Noté entonces que Maya tenía una mano en su propia entrepierna y se 
masturbaba con movimientos rápidos.

---Son las mejores cosquillitas que he sentido. ---asintió Ilia, también 
llevándose una manita a la entrepierna, donde su traje de baño ya había 
cubierto su hinchada vulva, y comenzando a acariciarse delicadamente.

Al parece finalmente mi yo del sueño había tenido suficientes preámbulos, pues 
sin más retiré la mano de Maya de su entrepierna y comencé a frotar su vulva 
con la punta de mi pene.

La humedad y el calor de la vulva de Maya eran exquisitos sobre mi glande, y no 
dudé que pronto eyacularía. Y por los sonidos que Maya estaba haciendo, ella 
también estaba cerca de un segundo orgasmo. Antes que ninguno de los dos 
pudiera alcanzar el placer máximo, comencé a presionar sobre la estrecha 
entrada a la vagina de Maya, y en parte gracias a la humedad de su anterior 
clímax, a toda la lubricación que mi pene había soltado, y a que todo esto era 
un sueño, sentí cómo mi glande se hundía en aquellos preciosos labios.

---¡Oh! ---fue todo lo que Maya pudo decir antes que mis manos la tomaran de la 
cintura y un segundo empujón deslizara mi verga un par de centímetros dentro. 
No estoy seguro si la exclamación de la niña se debió a la sorpresa de ser 
penetrada o si fue realmente dolor, ya que seguramente acababa de robarle su 
virginidad; pero antes que pudiera decir algo más, un tercer empujón deslizó el 
resto de mi verga (realmente no muy grande) dentro del vientre de la niña.

Nunca había sentido algo así alrededor de mi polla, no sólo el calor y la 
presión de la vagina de Maya, sino los movimientos involuntarios de ésta 
estimulaban toda la longitud que invadía su cuerpecito. La sensación se hacía 
mucho más excitante al ver cómo mi miembro desaparecía en la entrepierna de la 
niña, que yacía al pie de la alberca, gimiendo, todavía con la parte superior 
de su bikini cubriendo sus nacientes pechos.

---¿Ya hicieron un bebé? ---preguntó entonces Ilia, asomándose con curiosidad a 
donde mi verga penetraba a su hermana.

---En un momento ---dije al tiempo que retrocedía un centímetro para empujar de 
nuevo (aquello se sentía fabuloso, ¿cómo es que todavía no me corría?)---, voy 
a eyacular dentro de Maya mi esperma, la semilla que hace los bebés ---añadí al 
ver que Ilia no comprendía las palabras complicadas.

---¡Pero no quiero un bebé! ---volvió a decir Maya entre gemidos, aunque no 
hizo ningún esfuerzo por retirarse de mí, de hecho parecía que también 
presionaba contra mí cuando mi verga se deslizaba hacia fuera.

---¿Por qué no, Maya? ---Ilia preguntó con honesta curiosidad---, ya te dije 
que yo te ayudo a cuidarla y a jugar con ella.

---¡Se van a burlar de mí en la escuela! Voy a estar gorda y nada de mi ropa me 
va a quedar. Y todos van a saber que ya no soy... virgen ---se quejó Maya entre 
gemidos, que ahora no estaba seguro eran de placer o tristeza, y me sentí 
realmente mal por ella, aún cuando sus preocupaciones eran bastante infantiles.

---Perdón por robarte la virginidad ---dije, sorprendiéndome de la calma con 
que podía hablar mientras me movía dentro de la niña---, pero sabes que eso no 
es importante, tú eres tan pura ahora como eras antes de que yo la tomara. 
---aquello sonaba a pura mierda, pero sorprendentemente pareció calmar a 
Maya---. Si de verdad no quieres un bebé, entonces trataré de no eyacular, pero 
al menos permíteme darte otro orgasmo antes de salirme.

Maya me miró, agradecimiento en sus ojos y simplemente asintió, recobrando el 
ímpetu que tenía hacía un momento y respondiendo a mis movimientos. Pude sentir 
cómo su vagina se apretaba a mi alrededor y dudé ser capaz de aguantar mi 
orgasmo hasta que llegara el suyo.

---¡Pero yo quiero una hermanita! ---se quejó Ilia nuevamente, a quien la 
noticia de que Maya no fuera inseminada parecía no gustarle.

---Si no le doy un bebé a Maya ---dije entonces, de nuevo sin perder el ritmo 
(¿cómo estaba haciendo eso?)---, puedo intentar poner uno en tu panzita ---dije 
al tiempo que una de mis manos dejaba la cintura de Maya para acariciar el 
vientre de Ilia, que seguía con una manita suavemente acariciando su vulva por 
sobre el traje de baño.

Sentí que mi verga daba un salto y pensé que iba a correrme, pero al parecer mi 
yo del sueño tenía un control férreo.

---Pero mami dijo que yo era muy chiquita para tener un bebé ---expresó Ilia 
con tristeza, tomando mi mano entre la suya y frotando su pancita.

---Eres muy chiquita, pero mi pene es especial, y si pongo mi semillita en tu 
pancita es posible que tengas un bebé.

---¿En serio?

---Sí, pero primero tengo que no poner mi bebé en tu hermana ---dije, y por vez 
primera un gemido escapó a mi garganta a la vez que mi verga daba otro salto 
dentro de Maya---, y si tu hermana no tiene su orgasmo pronto, voy a llenar su 
pancita con mi semilla quiéralo o nó ---advertí, mirando a Maya, que se movía 
bajo mí mientras mi verga entraba y salía de su vagina.

---Todavía no, ya siento las cosquillitas, sólo aguanta un poquito más ---me 
pidió Maya, al tiempo que su mano se movía a acariciar su clítoris, mientras su 
cuerpo comenzaba a contonearse de un lado a otro.

Me sentí mal por la pobre de Maya, era claro que le había mentido, ya estaba yo 
al borde del orgasmo, y mi discurso había sido para convencerla que me dejara 
embarazarla contra su voluntad. Rogué que al menos la niña alcanzara su orgasmo 
antes que yo llenara su fértil útero con mi corrida, que al menos obtuviera 
algo de placer de todo esto.

Entonces sentí el orgasmo de Maya, y si la experiencia había sido sorprendente 
cuando lo hizo en mi boca, sentirla correrse alrededor de mi verga estaba en 
otro nivel. Su vagina comenzó a contraerse al ritmo de sus gemidos, mientras su 
cuerpecito se estremecía e involuntariamente hacía todo lo posible por 
obligarme a embarazarla. Sentí que mi polla dio otro saltito y un satisfactorio 
chorrito de líquido escapó hacia el interior de la niña, pero pese a que mis 
bolas temblaban, conseguí no eyacular mientras con algo de violencia sacaba mi 
pene de aquella deliciosa hendidura.

---¡Estuvo cerca Maya! ---informé a la niña, que todavía se estremecía de 
placer---, pero creo que no eyaculé dentro ---la verdad no sabía si lo que 
había hecho dentro era suficiente para preñarla, y para mi vergüenza, una parte 
de mí lo deseaba---. Ahora voy a necesitar tu ayuda para darle una hermanita a 
tu hermanita.

Ilia me lanzó una sonrisa amplia como el Sol, tal era su entusiasmo por tener 
un bebé que me costaba sentirme mal por abusarla (¿y por qué insistía en 
sentirme culpable? esto es un sueño, después de todo).

---¿Vas a meter tu pipí en mi conejito? ---preguntó Ilia con inocencia a la vez 
que su mano apartaba nuevamente la entrepierna de su traje de baño, dejando su 
diminuta vulva a la vista.

---Voy a intentarlo ---expliqué al tiempo que la tomaba y recostaba en la 
orilla de la alberca, al lado de Maya---, como eres tan chiquita a lo mejor no 
puedo meterla, pero de todas formas voy a poner mi semillita dentro para hacer 
un bebé ---levanté sus piernitas y las abrí, maravillándome ante la 
flexibilidad de la niña---. Necesito que con tu manita sigas apartando tu traje 
de baño, para que mi pene pueda tratar de entrar ---le expliqué---, y Maya, voy 
a necesitar que tú abras la vulva de tu hermanita para que pueda empujar contra 
su vagina.

---¿Va a doler? ---preguntó entonces Ilia, preocupada.

---Si logro tomar tu virginidad puede que duela un poco ---dije como si eso 
fuera lo más normal---, pero no te preocupes, podemos detenernos si de verdad 
no quieres una hermanita en tu pancita ---al decir esto comencé a frotar mi 
glande contra su expuesta vulva, pues pese a todas sus dudas, Ilia seguía 
exponiéndose, y Maya estaba sobre ella, abriéndola para que pudiera penetrar a 
su hermanita.

---No quiero que duela ---dijo Ilia tiernamente---, ¿a tí te dolió cuando le 
hizo eso a tu virginidad? ---preguntó finalmente a su hermana.

Maya pareció dudar un momento, tal vez con tristeza al recordar que ya no era 
virgen, pero finalmente contestó:

---Me ardió un poquito, pero sólo un poquito, menos que cuando me machuqué con 
la silla.

---Además ---añadí yo, mientras seguía frotando mi glande contra su vulva 
(¿cómo es que todavía no me corría?)---, tener un bebé va a ser difícil para 
una niña tan chiquita. Tu pancita va a crecer tanto que te va a costar jugar 
con tus amigos, en la escuela va a haber quien se burle de tí y cuando el bebé 
se mueva en tu pancita te puede doler. Si no quieres eso, mejor dilo ahora, 
antes de que ponga mi semilla en tu pancita.

Aquel discurso terminó de frenar el entusiasmo de Ilia hacia tener un bebé, la 
niña se quedó muy quieta, y por una vez yo también detuve mis movimientos, 
aunque mi glande seguía tocando su pequeña vulva. Ilia pareció pensar por 
primera vez en las consecuencias de tener un bebé, y finalmente decidió:

---¡Sí quiero una hermanita! Y tanto mami como Maya dijeron que ellas no, así 
que tengo que hacerla yo ---esa lógica infantil era adorable, pero bastó para 
que comenzara a moverme nuevamente, esta vez aplicando más presión sobre la 
entrada de su diminuta vaginita.

---Y te prometo que te ayudaré a cuidarla, y mami también ---añadió Maya, que 
con sus manitas seguía abriendo la vulva de su hermana para que mi verga 
pudiera intentar penetrarla.

Para ahora mis huevos se sentían adoloridos de tanto tiempo a punto de eyacular 
sin hacerlo, y algo que ciertamente no quería era despertar antes de correrme. 
Iba a ser suficientemente malo tener que limpiar las sábanas, cuando menos 
quería poder disfrutar el orgasmo en el sueño.

Ilia gimió cuando mi glande se aposentó a la entrada de su vagina, que a mis 
ojos era tan diminuta que ni mi dedo meñique hubiera podido penetrarla, pero 
esperaba que la lógica del sueño pronto acabara con ese obstáculo. Sin embargo 
por una vez las cosas se adaptaron a la realidad, ya que ante otro empujón de 
mi parte Ilia se quejó.

---Eso duele ---dijo a la vez que sus caderas trataban de apartarse---. ¿Es mi 
virgen?

---No ---le aseguré, dejando de presionar y volviendo a frotar mi glande arriba 
y abajo---, apenas estaba tratando de entrar a tu conejito, tu virginidad está 
más adentro ---me incliné sobre la niña y le dí un tierno beso en la frente---. 
Me temo que eres demasiado chiquita, no voy a poder meter mi pene en tu 
conejito.

---¿Entonces no vas a poner un bebé adentro? ---me sorprendía la velocidad con 
la que Ilia pasaba de quejarse por un muy justificado dolor a la tristeza de no 
poder procrear.

---Voy a tratar, voy a eyacular mi semilla a la entrada de tu conejito, para 
que logre llegar hasta adentro y hacer un bebé en tu pancita, pero para que se 
pueda tienes que abrir mucho mucho las piernas y levantar la cadera ---expliqué 
a la vez que levantaba su cuerpecito de forma que su entrepierna quedara 
levantada---. Maya, tienes que abrir todo lo que puedas el agujerito de tu 
hermanita, para que mi semen entre en ella en vez de quedarse afuera, ¿de 
acuerdo?

Ambas niñas asintieron, Ilia abrió sus piernecitas con la flexibilidad que me 
había sorprendido antes, casi tocándose los codos con las rodillas, mientras 
que su hermana metía ambas manos para apartar de mi camino los labios de la 
diminuta vulva.

Por mi parte tomé mi miembro y lo sostuve con firmeza a la entrada de la pureza 
de aquella pequeña niña, y para mi inmenso alivio sentí que mi orgasmo 
finalmente iniciaba. Involuntariamente presioné nuevamente al tiempo que el 
primer chorro de espera salía de mi polla, y aunque Ilia gimió de nuevo, no se 
retiró, y para mi inmenso agrado la punta de mi glande penetró su vagina al 
tiempo que mi semen era disparado adentro.

Tal vez sería mi fantasía en el sueño, o todo el tiempo que había estado 
reprimiendo mi orgasmo, o el placer de inseminar a una criatura tan pequeña, 
que quería tener mi bebé; pero sin duda fue uno de los mejores y más 
prolongados orgasmos que había tenido. Chorro tras chorro de esperma salió de 
mi miembro para entrar al útero de aquella niña a la que acababa de conocer, 
que no podía pasar de los ocho años de edad.

Tras el segundo o tercer chorro de leche, entre mis involuntarios empujones y 
el movimiento de Ilia el sello que mi verga formaba con su estrecho canal se 
rompió y mi semen comenzó a escurrir por toda su vulva, aunque me gustaría 
pensar que la mayor parte todavía se quedaba en el interior de la niña. Un 
empujón más logró introducir casi la mitad de mi glande en el cuerpo de Ilia, 
para depositar lo más adentro que podía las últimas gotas de mi corrida.

---Listo ---dije al tiempo que me retiraba de la niña y rápidamente dejaba que 
el traje de baño cubriera su entrepierna para evitar que mi semen escapara---, 
ya puse mi semilla en tu conejito, ahora es importante que mantengas las 
piernas arriba para darle oportunidad de llegar hasta tu pancita para hacer al 
bebé; pídele ayuda a tu mamá.

Inmediatamente Ilia se levantó y corrió hacia su mamá, quien la recibió con una 
sonrisa y los brazos abiertos.

---¡Mira mami, tengo la semillita para hacer bebés en mi conejito!, ¿cómo le 
hago para que no se salga? ---expresó Ilia con gusto, mientras sus manitas 
detenían su entrepierna, tratando sin éxito de evitar que mi semen saturara su 
traje de baño.

---Acuéstate y pon tus piernas sobre mí, y trata de mantener tu cadera en alto, 
como el "puente" de yoga.

Ilia asintió y se recostó con las piernitas sobre las de su mamá, y luego 
arqueó la espalda, levantando la cadera del suelo, realmente parecía que estaba 
haciendo yoga, y sólo la oscura mancha en su traje de baño, que ahora dejaba 
ver la silueta de su vulva mucho más abierta que antes, revelaba que la niña 
estaba intentando concebir un hijo.

---Me dolió un poquito cuando tu pipí comenzó a soltar la semillita, pero como 
soy una niña grande me aguanté ---me dijo orgullosamente.

No había notado cuándo me senté en el agua del chapoteadero a recuperarme, 
aquel orgasmo me había dejado sin aliento, sin mencionar la excitación de todo 
lo que había pasado. Miré entonces a Maya, que también estaba sentada en el 
chapoteadero, con el rostro algo sonrojado; y pronto comprendí por qué estaba 
apenada: durante mi intento de preñar a su hermanita, una pareja se había 
sentado en las sillas alrededor de la alberca, y nos miraban mientras charlaban 
calmadamente.

Para entonces yo ya estaba vacunado contra la indiferencia de todos ante las 
atrocidades en este sueño, de hecho me sorprendía que el sueño no hubiera 
terminado con mi orgasmo, y más me sorprendía el descubrir que mi verga 
comenzaba a inflarse nuevamente mientras mis ojos se posaban en la desnuda 
entrepierna de Maya, que trataba de encontrar su traje de baño para cubrirse.

---El juego se era que el papá y la mamá hicieran un bebé ---dije de pronto a 
Maya en un tono serio, al tiempo que le mostraba su calzón de baño (¿cuándo lo 
había yo agarrado?)---, como tú te negaste a hacer un bebé, creo que es justo  
sufras un castigo, así que por el resto de tus vacaciones, vas a tener que 
andar sin el calzón de baño ---dije terminantemente.

Maya se puso aún más roja y se hundió cuanto pudo en la poco agua del 
chapoteadero.

---¡No es justo! Todo el mundo me a ver ---reclamó la niña---, además Ilia es 
demasiado chiquita para hacer un bebé, así que ella también tendría que tener 
un castigo.

---Ilia está tratando de hacer un bebé ahora mismo, tiene mi semen en su útero 
buscando un óvulo que fertilizar. A ella le sirve su traje de baño para 
mantener mi semen dentro, tú no tienes excusa ---expliqué con mucha más 
crueldad de la que deseaba; ya era suficientemente malo que hubiera violado y 
desvirgado a la niña, ¿ahora quería humillarla en público? ---. Además puedes 
amarrarte un paliacate a la cintura para cubrirte, si tienes cuidado nadie 
notará que no usas calzón de baño más que cuando entres y salgas del agua 
---terminé con un poco de comprensión---. Estoy seguro que tu mamá estará de 
acuerdo en que es necesario tomes responsabilidad por tus decisiones.

---Tiene razón, Maya ---dijo su madre desde la alberca---, aunque haya sido 
sólo un juego es importante respetar las reglas y aceptar las consecuencias, 
así que haz lo que dice.

---Está bien ---aceptó Maya con resignación, hundiéndose aún más en el agua 
para tratar de cubrirse.

---Fue un verdadero placer jugar con unas niñas tan lindas ---dije al tiempo 
que me ponía mi propio traje de baño y salía del chapoteadero---. Tal vez nos 
volvamos a ver antes que terminen las vacaciones.

---Gracias por entretener a las niñas un rato, son la luz de mi vida, pero 
logran cansarme ---respondió la joven mujer---, en parte por eso no quería otro 
hijo, pero supongo que ayudaré si Ilia o Maya resultan embarazadas ---suspiró y 
acarició con ternura el vientre de Ilia, que seguía en la posición de Yoga 
sobre su mamá---. ¿Qué se dice, niñas?

---¡Gracias por jugar con nosotras! ---contestaron ambas niñas a coro---, ¡y 
gracias por darme una hermanita! ---añadió Ilia agitando su manita, 
despidiéndose mientras yo caminaba hacia dentro del hotel.

Al entrar a la recepción comencé a sentirme mal. No sólo porque mi cuerpo 
seguía moviéndose sin que yo lo ordenara, o porque este extraño sueño aún no 
terminara, sino que un mareo comenzó a crecer en mi cabeza. De haber estado en 
control, probablemente me hubiera caído a medio camino, pero mi cuerpo continuó 
caminando con seguridad aún cuando para mí la habitación daba vueltas y giros.

Noté que iba a desmayarme cuando mi vista comenzó a ennegrecerse en los 
extremos, y logré sorprenderme una vez más de las novedades del sueño, pues 
esta era la primera vez que me desmayaba en un sueño, "interesante forma de 
despertar", fue mi último pensamiento antes que mi visión se oscureciera 
completamente.