Me gustó que tocaran a mi mujer y mi hija


Les voy a narrar la historia sobre
como descubrí que me gustaba ver como se franeleaban a mi esposa
y a mi hija pequeña, esto sucedió un día caluroso
de verano, en que nos dirigimos a realizar unas compras al centro de la
cuidad de México, donde los fines de semana este lugar es difícil
transitar en vehículo por lo que decidimos viajar en metro, mi esposa
tiene un cuerpo delicioso, su trasero, piernas y busto son de campeonato

y por su buena figura le gusta lucir su cuerpo, por lo que ese día
vistió con un vestido tan delgado que a trasluz se percibe su figura
bajo la ropa, a ella le gusta usar tangas diminutas cuando el calor es
mucho y se olvida del sujetador por la misma razón, en cuanto a
mi hija, ella cuenta con 15 años, rubiecita de ojos azules, con
una cara de niña inocente con unas facciones finas y bellas , para
su edad tiene un cuerpo que cualquier mujer le envidiaría, ese día
ella vestía un short de lickra tipo ciclista de color blanco, por
el cual se alcanzaba a apreciar su braguita, que por lo sabroso y respingado
de su trasero se encaja en la línea central de sus nalguitas de
colegiala, y un top rojo del mismo material donde sus juveniles pezones
se notaban de inmediato.

Bueno, los tres abordamos el vagón
del metro, el cual como de costumbre se encontraba lleno y en el anden
también había mucha gente, por lo que al abordar fui separado
de mis dos mujeres, pero sí mantenía contacto visual con
ellas, de inmediato, ambas fueron rodeadas por varios hombres, en el acto,
me percaté que varias manos se empujaban para hacerse un lugar en
el trasero de mi esposa, ante esto yo traté de avanzar hacia ella,
lo cual me resulto imposible, y noté que mi esposa no mostraba ningún
malestar por la situación en la que se encontraba, al contrario
me percaté que sonreía de forma enigmática y sus mejillas
se encontraban encendidas por el morbo de sentirse asediada por varias
manos, alcancé a notar que un fulano, deslizó su mano por
debajo de su falda y podía notar la mano del individuo rotar de
forma circular a la altura de las nalgas bajo la ropa de mi mujer, y esto
lejos de enfadarme, me puso caliente, dejando campo libre a los tipos a
que continuaran con el manoseo a mi esposa, a la cual ya otro individuo
le restregaba su pene por la parte de enfrente, frotaba su sexo aún
dentro del pantalón con la concha de mi mujer, después de
un tiempo el tipo se sacó el pene y tomando el vuelo de su falda
la levantó deslizando su pene supongo entre el sexo y muslos de
mi mujer, lo cual cada vez me excitaba más, en cierto momento recordé
a mi hija, de inmediato la busqué con la mirada y me percaté
que también se encontraba en situación similar, solo que
a ella parecía incomodarle un poco este manoseo, llegué a
notar que un joven pasaba su palma abierta por el trasero de mi hija, la
paseaba en forma circular en el duro culito de mi hijita, prestando especial
interés en la parte redondita donde terminan sus nalgas y comienzan
las piernas, esa parte que si miras por detrás toma la forma de
una deliciosa pera, lo cual me calentó aún más, ya
que el chico delineaba con las yemas de los dedos la costura de sus pantys
por encima de la tela del short, por lo que en una oportunidad me aproximé
a mi hija y la retiré del joven que la manoseaba, pero en una estación
el joven volvió a situarse cerca de mi hija, y decidí aprovechar
la oportunidad y ser yo el que sacara provecho de la situación,
así que comencé a tocar yo el trasero de mi niña,
a lo que ella me susurró al oído que alguien le tocaba su
colita, a lo que yo le respondí que eso sucedía con frecuencia
en este lugar y que no podíamos montar un escándalo en el
cual resultaríamos más apenados, a lo que ella hizo un gesto
de resignación y se volteó, a lo que yo continué tocando
su firme trasero juvenil, el chico que la manoseaba se percató de
mis intenciones y me miró con desconcierto, pero rápido se
dio cuenta que él también sacaría provecho de mi calentura
con mi hija, en cierto momento deslicé mi mano por dentro de el
short de mi pequeña , palpando su nalga directamente, llegando incluso
a meter aún más sus pantys en la raja de su culo, las cuales
casi desaparecieron tomando el aspecto de llevar tanga, después
de un rato de frotar su culo así, me percaté que mi hija
respiraba aceleradamente, y sus pezones se notaban en su top, eso evidenciaba que estaba disfrutando de los magreos, por lo que me di cuenta que el joven también le prodigaba caricias candentes a mi hijita, ya que le estaba
frotando su cuquita con la mano sobre el pantaloncito, colocando su palma
perfectamente delimitando la forma de su sexo y ella disimuladamente le
sobaba la verga al joven, y me dije: - vaya con la golfita de mi hija.-
a lo que yo me extraje mi pene y lo acomodé en el canal de sus nalgas,
ella al sentir algo en su colita, por reflejo las apretó atrapando
mi pene entre sus nalgas, por lo que comencé a frotarlo en tan rico
canalito, después de unos minutos de deslizarlo entre la raja de
su culo, arrojé unos corros de semen a sus nalguitas, dejando unos
hilitos de semen sobre sus shorts , de inmediato con mi mano los distribuí
por su redondo trasero, la humedad de mi semen y el tipo de tela de su
short, unido al color de estos, se tornaron semitransparentes y se apreciaba
el color rosa de sus nalgas, yo guarde mi pene dándome por satisfecho.

De momento me acordé de mi
mujer, la cual se encontraba arrinconada cerca de una puerta, la contraría
a la que abría en los andenes, y un tipo mantenía un ritmo
como de mete y saca en el trasero de mi esposa, y ya fijándome bien
ella tenía la falda levantada y es obvio lo que el fulano estaba
haciendo, se cogía a mi esposa en mis narices, mientras otro tipo
le tocaba las tetas sobre el vestido, después vi como mi esposa
flectaba las piernas como cuando tiene un orgasmo conmigo, y noté
que el tipo se salía de ella y le mojaba sus nalgas con semen, como
ya se aproximaba nuestra estación, ella se acercó a mí
y a mi hija, nos mencionó que ya bajábamos, a lo que le dije
que había notado lo divertida que estaba, ella con cara de espanto
me miró, pero yo la sonreí y le palpé sus nalgas en
las cuales quedaban los rastros de semen y le dije que no me molestaba,
pero que al menos me invitara a disfrutar de ver como le metían
mano. Ella puso una sonrisa cómplice y me dio un beso, al bajar
cayó en cuenta del semen en las nalgas de mi hija y me lo dio a
notar, a lo que le contesté que si ella se divirtió yo tenía
el mismo derecho, ella solo me dijo: - eres tremendo, no perdonas ni a
tu propia hija, lo cual a mí no me molesta en lo absoluto.-

Y así los tres actualmente
disfrutamos mucho al viajar en metro.